Hace 22 años, Haidy Sánchez Mattsson salió de Chocó, uno de los departamentos con mayor pobreza e índices de violencia en Colombia. Para esa época ya era psicóloga y trabajaba con población vulnerable atendiendo casos que trataba el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). A Tadó, Chocó, llegó un médico europeo que la enamoró y viajó con él a Suecia, sin dejar de lado sus raíces.

Hoy hace historia en el mundo aportando estudios de investigación que mejoren la calidad de vida de niños autistas, con déficit de atención e hiperactividad junto a sus padres y familiares, que atienden a los menores con este tipo de patologías. Es así que en un reciente trabajo demostró, tras varios meses de análisis con población colombiana y sueca, que las familias que comparten el entorno con niños que sufren esta afección tienden a presentar altos niveles de estrés.

La especialista en psicología clínica de las discapacidades adelantó el estudio con el propósito de comparar padres de niños con autismo y trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) de dos países con diferentes condiciones socioeconómicas y culturales, en cuanto al estrés percibido en la crianza y la salud mental.

Haidy Sánchez Columna Semana | Foto: Derechos de autor SI

Su investigación es importante para la ciencia porque no existen estudios previos que hayan analizado esa temática desde una perspectiva comparativa entre Suecia y Colombia. La profesional explicó que el estudio se basó en encuestas cuantitativas que utilizaron datos transversales.

Los participantes corresponden a 150 padres: 92 suecos y 58 colombianos de diferentes regiones, como Chocó, Atlántico y Bogotá. “Los resultados no mostraron diferencias estadísticamente significativas en el estrés parental percibido (Escala de estrés parental) o el estrés general (Escala de estrés percibido) entre los padres de los dos países”, explica.

Sánchez indica que la conclusión principal es que el estrés elevado en la crianza de los hijos y los síntomas de salud mental pueden ocurrir independientemente del contexto cultural y social. Además, señala que los factores estresantes que conducen al estrés de los padres en los diferentes países y cómo pueden reducirse son temas importantes para futuras investigaciones.

Sin embargo, hay una variación entre las familias de menos recursos debido a la falta de atención médica que puedan recibir con especialistas en áreas como la fonoaudiología, fisioterapia o expertos en trabajo social. “Los padres se estresan al saber que han pasado más de un mes sin terapia y sienten que sus hijos no avanzan”, resalta la investigadora.

El principal factor de alteración en la salud mental de los padres está relacionado con la estigmatización que ejerce la sociedad a las personas que presentan algún tipo de discapacidad.

“Si los padres aceptan la situación, sufrirían menos y los niños empezarían a tener un tratamiento adecuado y oportuno”, señaló la profesional.

Está demostrado que no hay suficiente información en Colombia sobre esta población, pues los datos están en construcción. De hecho, la chocoana advierte que los diagnósticos en nuestro país son tardíos: en promedio los niños son diagnosticados entre los siete y ocho años de edad.

Algunas conductas que podrían ayudar a identificar si los niños tienen autismo, indica Sánchez, es el hecho de que prefiera estar solo a compartir en sociedad, que no sostenga la mirada o que solo muestre interés en una cosa en particular, que las restantes parezcan no importarle. Pero si fuera diagnosticado a tiempo podría potencializar sus intereses.