Según un estudio de la Universidad de Oxford, las personas que han estado infectadas con coronavirus tienen un mayor y significativo declive cognitivo. El trabajo contó con una muestra de más de 400 personas que tuvieron el virus y a quienes se les hizo escáneres del cerebro antes y luego de la infección. Al comparar el antes y el después, los científicos pudieron ver que sus cerebros se encogieron y que la degeneración dentro de ellos fue tres veces más rápida que lo normal.
Descubrieron que en una región relacionada con el olfato, el volumen del cerebro disminuyó en promedio 0,7 por ciento, comparado con un grupo de control que no sufrió infección. Para dar una idea, en una persona mayor el cerebro se deteriora apenas 0,3 por ciento. “No se sabe si este impacto es permanente o podría revertirse”, escribieron en su estudio los expertos, que publicaron el trabajo en la revista Nature.
Tampoco saben si el deterioro cerebral está relacionado con el virus, con la respuesta inmune o con la pérdida de estimulación al no tener sensación olfativa, que es un síntoma de la enfermedad. Lo cierto es que a la gente que tuvo un diagnóstico de covid, por leve que fuera, le tomó más tiempo completar una serie de pruebas cognitivas.
Salud
¿Obesa en la niñez?
Investigadores del Instituto Karolinska, en Estocolmo, siguieron a más de 6.000 mujeres y encontraron que aquellas que tenían un índice de masa corporal alto en su niñez tuvieron más riesgo de tener un desorden premenstrual severo. Esta condición, conocida como desorden premenstrual disfórico, causa cambios en el ánimo, ansiedad, dolor de cabeza y falta de libido semanas antes del periodo menstrual, lo cual afecta su calidad de vida.
“Si esta asociación se confirma en poblaciones independientes, mantener una masa corporal normal en la infancia sería una estrategia para prevenir este síndrome”, dijeron los autores, que publicaron su trabajo en la revista JAMA Network Open.
Trasplante
¿Causa de Muerte?
David Bennett, el primer hombre trasplantado con un corazón de cerdo, falleció el martes. La pregunta que todos se hacen es si la muerte se dio porque su organismo rechazó el órgano extraño. La respuesta aún no se conoce y los expertos que colaboraron en el procedimiento anunciaron que harían una investigación profunda, cuyos resultados se publicarán en una revista indexada a su debido tiempo.
Solo se conoce que la condición de Bennett se empezó a deteriorar dos meses después de la cirugía en la que recibió el órgano, que fue preparado genéticamente para evitar el rechazo. Por ahora, solamente señalan que no hubo una causa de muerte aparente. Parsia Vagefi, experta en trasplantes del centro médico de la Universidad de Southwestern, señaló que este deceso no debía verse como una falla de los xenotrasplantes, sino como un nuevo comienzo.
“Creo que nos muestra el enorme progreso que hemos hecho y esperamos que continuemos creciendo en este frente”, dijo al diario The Wall Street Journal. Bennett vivió dos meses con el corazón trasplantado. De no haberlo recibido habría muerto en enero.
Fertilidad
Con omega-3, menos prematuros
Dar suplementos de omega-3 a mujeres embarazadas con bajos niveles de este ácido graso podría prevenir alrededor del 14 por ciento de los nacimientos prematuros, según datos de un estudio australiano hecho por científicos del South Australian Health and Medical Research Institute. La muestra fue de 5.500 mujeres con 20 semanas de gestación, a quienes dividieron así: a un grupo le dieron un gramo de omega-3 al día y al otro un placebo.
En las mujeres que tenían niveles bajos de omega-3, el suplemento redujo en 77 por ciento el riesgo de que el parto se produjera antes de las 34 semanas de gestación. Se cree que estos ácidos grasos protegen porque influencian ciertos cambios en el útero que promueven las contracciones. Los investigadores presentaron el trabajo en la reunión anual del Royal College of Pathologists of Australasia.