Por lo general, las personas consumen más azúcar de lo que se cree, pues muchos alimentos la contiene de una forma secreta y esto puede aumentar el riesgo de padecer diabetes, una enfermedad crónica (de larga duración) que afecta la forma en que el cuerpo convierte los alimentos en energía.

Cabe mencionar que la glucosa (azúcar) en sangre es esencial para el funcionamiento del organismo, pues es la que proporciona energía al cuerpo para que funcione correctamente. Como tal, el metabolismo se encarga de transformar los azúcares que se ingieren con los alimentos y los convierte en glucosa.

No obstante, las alteraciones de los niveles de azúcar en sangre surgen cuando el metabolismo de la insulina no funciona como debe ser. Por lo general ocurre cuando las células de los tejidos no pueden asimilar bien la glucosa y esta empieza a acumularse peligrosamente en la sangre. Por lo anterior, si el sistema endocrino falla en su función de regular la glucosa, se puede experimentar altos niveles de azúcar en sangre.

De este modo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no sobrepasar el 10% de nuestra ingesta energética de azúcares libres, que son los que se agregan a los alimentos durante la fabricación y preparación. Esto quiere decir que una persona adulta con un índice de masa corporal (IMC) entre 18,5 y 25 puede consumir unos doce terrones de azúcar al día o, lo que es lo mismo, 48 gramos al día. Sin embargo, varios países de la Unión Europea recomiendan consumir como máximo 25 gramos de azúcar libre al día.

Para prevenir este problema de salud que también puede afectar el sistema cardiovascular, es importante prestar atención a algunas señales en el cuerpo que indican exceso de azúcar en el organismo. El Diario explica algunas de ellas:

  • Obesidad: cuando se consume cantidades excesivas de azúcar, la insulina producida por el páncreas y cuya función es mantener los niveles de azúcar en la sangre estables, transfiere el exceso de azúcar a las células. Con ello, una investigación publicada en American Journal of Clinical Nutrition en 2011 confirmó una asociación positiva entre el consumo regular de refrescos y la creciente epidemia de obesidad.
  • Problemas en la piel: el azúcar produce una mayor producción de sebo y promueve los problemas de la piel como el acné o eczema. De hecho, un estudio realizado con 2.300 adolescentes demostró, por ejemplo, que los que consumen más cantidad de azúcar añadido tienen un 30% de riesgo mayor de desarrollar acné. Adicional a ello, otras investigaciones han relacionado el exceso de azúcar con a dificultad para la reparación del colágeno, la proteína que mantiene la piel.
  • Fatiga y cansancio: los alimentos con contenido de azúcar añadido aumentan la energía, pero esto es fugaz y temporal porque cae en picado causando fatiga y cansancio.