El problema con la grasa del vientre es que no se limita a la capa extra de relleno ubicada justo debajo de la piel (grasa subcutánea), sino que también incluye grasa visceral, que se encuentra en el interior del abdomen, alrededor de los órganos internos, de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.

Sin embargo, la inflación abdominal es la hinchazón o distensión abdominal que con frecuencia es provocada por comer en exceso más que por una enfermedad grave.

Por ello, para diferenciar una de la otra se debe pellizcar un poco la piel y el exceso de piel y tejido en la parte media del cuerpo es grasa que siempre está y la inflamación es un acontecimiento repentino que con el pasar de las horas desaparece después de que el cuerpo digiera los alimentos.

Así las cosas, para prevenir el exceso de grasa y la inflamación abdominal se debe tener una alimentación balanceada y saludable que esté acompañada de una rutina de ejercicios que permite que el metabolismo se acelere y con ello se previenen las dos afecciones.

Dicho lo anterior, algunas recomendaciones son:

  • Comer al menos cuatro porciones de vegetales y tres porciones de frutas diariamente.
  • Reemplazar los granos refinados por cereales integrales.
  • Comer cantidades moderadas de grasas saludables, como el aceite de oliva, aceites vegetales, aguacates, nueces, mantequillas de nueces y aceites de frutos secos. De hecho, se deben limitar las grasas saturadas a menos del 10 % de las calorías diarias.
  • Elegir productos lácteos bajos en grasa, carne magra y carne de ave de corral magra en cantidades limitadas.
  • Reemplazar las bebidas azucaradas y evitar las bebidas carbonatadas.
  • Evitar masticar goma de mascar o chupar caramelos.

No obstante, al igual que con cualquier alimento que se quiera incluir o eliminar en la dieta diaria, es importante consultar al médico tratante o a un nutricionista sobre cuál es la mejor manera de consumir, y si las condiciones médicas ya existentes no son un impedimento para beneficiarse de todas las propiedades de los alimentos ya nombrados, pues la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.

Respecto a la actividad física, lo importante es cumplir con las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recomiendan hacer actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por lo menos de 150 a 300 minutos por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.

De hecho, la actividad física, además de reducir la grasa y la inflación abdominal, también puede mejorar el estado muscular y cardiorrespiratorio, la salud ósea y funcional, reducir el riesgo de hipertensión, cardiopatías coronarias, accidentes cerebrovasculares, diabetes, varios tipos de cáncer (entre ellos, el cáncer de mama y el de colon), la depresión, reducir el riesgo de caídas, así como de fracturas de cadera o vertebrales.