Los expertos han advertido que de la misma manera como los órganos del cuerpo cambian a medida que pasan los años y entramos a la etapa del envejecimiento, el cerebro también sufre cambios significativos.

Es importante saber que el cerebro es el encargado de la cognición, es decir, con la facultad de un ser vivo para procesar información a partir de la percepción, el conocimiento adquirido y características subjetivas que permiten valorar la información.

Este sistema es fundamental, entre otros, para la memoria, la toma de decisiones, la velocidad de procesamiento, la sabiduría y el aprendizaje.

Y como mencionamos anteriormente, a medida que una persona envejece, varias de esas acciones comienzan a afectarse y se enmarca dentro de lo que se conoce como el “envejecimiento cognitivo”.

Aunque no se trata de una enfermedad, sino un proceso normal, en algunos casos se acentúa más, por lo que se recomiendan acciones para evitar un mayor impacto.

Este proceso puede notarse frente a las funciones para realizar algunas actividades diarias como pagar las cuentas, manejar el carro, seguir recetas de cocina e incluso cumplir con la toma diaria de medicamentos.

A medida que una persona envejece, varias de esas acciones comienzan a afectarse y se enmarca dentro de lo que se conoce como el “envejecimiento cognitivo”. | Foto: Copyright Dazeley

En el caso de los mayores de edad, puede limitar su manera de vivir independientemente, participar en actividades favoritas o mantener un sentido de identidad. Debido a esas situaciones, en muchas ocasiones las personas prefieren no informar al médico o a su círculo familiar que está sufriendo de esos síntomas.

Según cifras de la OMS, entre 5 % y 8 % de la población mayor de 60 años padece en algún momento de envejecimiento cognitivo.

Acciones para mejorar

Para evitar un agravamiento de ese proceso, los expertos recomiendan tomar algunas acciones que pueden ayudar a las personas a promover su salud cognitiva y su calidad de vida.

Se trata de varias acciones importantes a seguir, como ser físicamente activo, reducir los factores de riesgo cardiovasculares, incluyendo la hipertensión, diabetes y fumar y tener un manejo adecuado de los medicamentos, ya que algunos tienen efectos negativos en la función cognitiva cuando se utilizan por sí solos o en combinación con otros medicamentos.

La presión arterial alta es silenciosa. | Foto: Getty Images

Existen otras que son básicas, pero que pueden ayudar como ser socialmente e intelectualmente activo, buscar permanentemente oportunidades para aprender, dormir adecuadamente y buscar tratamiento profesional para enfermedades del sueño de ser necesario, hablar con el médico para aprender más sobre la prevención del delirio (una pérdida de la función cognitiva asociado con algunos medicamentos y la hospitalización).

Vitamina

La llegada del envejecimiento cognitivo debe ir acompañada, además, de otra acción importante como una buena alimentación, en términos generales, para mantener una buena salud. Se trata de eliminar algunas comidas, como las procesadas o las que contienen grasas saturadas.

La investigadora de la Universidad de Harvard, Uma Naidoo señaló que consumir algunos alimentos que contienen las vitaminas que ayudan al cerebro, pueden prevenir su deterioro.

Esta vitamina hace parte del grupo complejo B. | Foto: Getty Images

En su libro, This is your brain in food (Lo que la comida le hace a tu cerebro), se refiere la importancia de consumir algunos alimentos en ese proceso.

“Tú tienes el poder al final de tu tenedor”, dijo la experta a BBC Mundo.

Para la especialista, la vitamina B cumple una función importante para el cerebro, ya que, en su concepto, es el que protege, cuida y previene enfermedades relacionadas con la salud del cerebro.

Las judías, las lentejas o los garbanzos son ricos en vitamina B-1, B-6, B-9 y ácido fólico.

Explicó que existen ocho tipos de vitaminas B, que en su gran mayoría cumplen funciones relevantes para el organismo y el cerebro, especialmente, frenando el deterioro cognitivo.

  • B-1 (tiamina): Que es crucial para la función básica de las células y el metabolismo de los nutrientes para obtener energía.
  • B-2 (riboflavina): Produce energía y descompone grasas y materiales externos como medicamentos.
  • B-3 (niacina): Ya que trabaja con enzimas para producir colesterol y grasa necesarios para el cuerpo. También es un antioxidante.
  • B-5 (ácido pantoténico): Ayuda a las enzimas a construir y descomponer los ácidos grasos para obtener energía.
Según cifras de la OMS, entre un 5 % y un 8 % de la población mayor de 60 años padece en algún momento de envejecimiento cognitivo. | Foto: Getty Images

La investigadora de Harvard destacó como esenciales para el cerebro la vitamina B-9, “una de mis favoritas, y de la que hablo todo el tiempo, ya que es el ácido fólico. Este ayuda con la función óptima de los neurotransmisores y la salud cerebral”.

“Colabora en la formación del ADN y favorece la desintoxicación celular”, dijo, tras explicar que un nivel bajo de ácido fólico está asociado con un estado de ánimo bajo y una mala salud emocional o mental.

Igualmente, resaltó la B-12 (cobalamina), por cuanto “es esencial para la formación de glóbulos rojos y el ADN, pero también apoya al sistema nervioso, el desarrollo y la función cerebral”.

“Hace cosas más específicas como ayudar a descomponer la homocisteína, que es una proteína dañina para el corazón y que también puede conducir a algún tipo de demencia”, señaló.

Entre los alimentos en los que se consigue esta vitamina están las legumbres como las judías, lentejas o garbanzos, que son ricos en vitamina B-1, B-6, B-9 y ácido fólico.

Legumbres como las lentejas sirven para reemplazar la proteína animal. | Foto: Floortje/Getty Images

Las verduras de hoja verde son ricas en ácido fólico natural por su contenido de vitamina B-9. La vitamina B-2 y la B-12 se encuentran en los yogures naturales. La B-7 (biotina) en los huevos. Las vitaminas B-2, B-3, B-6 y B-12 en el salmón y la B-5 en las semillas de girasol.

La semilla que sirve para reducir el riesgo de sufrir párkinson y alzhéimer

El párkinson el alzhéimer son enfermedades neurodegenerativas, las cuales producen alteraciones en el cerebro de la persona afectada, y esto conlleva a un deterioro y pérdida progresiva de neuronas, así como a una disminución de la autonomía en la vida cotidiana del afectado.

Sin embargo, por fortuna existe una semilla que sirve para reducir el riesgo de sufrir párkinson y alzhéimer. Se trata de la nuez de castilla. De acuerdo con el portal cocinavital, esta retrasa o reduce el riesgo de padecer estas enfermedades gracias a los antioxidantes que posee, los cuales serían más poderosos que la vitamina E.

Así mismo, aseguran que esta semilla contiene altos niveles de fibra, los cuales ayudan al cuerpo a digerir y tener un tránsito intestinal más activo.

Entre otros beneficios de la nuez de castilla también están los niveles de omega-3, los cuales sirven para reducir los niveles de colesterol. “Podrá encontrar en esta nuez las cantidades necesarias de proteínas y reducir tu consumo de carne, sin dejarla a un lado. Gracias a sus grasas saludables, hidratos de carbono y proteínas, las nueces te brindarán energía para tu día a día, sin tener que consumir grandes cantidades”, destacan en cocinavital.

Los dos factores desconocidos que aumentan el riesgo de padecer alzhéimer

El alzhéimer es el tipo de demencia más común. | Foto: fotografixx | Getty Images

El alzhéimer suele desencadenarse por factores hereditarios o genéticos, siendo la principal causa de demencia. En su mayoría, las personas diagnosticadas con este padecimiento tienen 60 años o superan esta edad.

Según explica la biblioteca nacional de medicina y salud de los Estados Unidos, MedlinePlus, los primeros síntomas de los pacientes que han sido diagnosticados con alzhéimer se manifiestan cuando empiezan a olvidar acontecimientos que ocurrieron días e incluso horas atrás; por lo general, olvidan los nombres y el parentesco que tienen con las personas que los rodean y esto se debe a que las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje se ven fuertemente afectadas.

El portal ABC de Sevilla, en su sección de salud, aclara que las mujeres suelen ser más diagnosticadas con esta enfermedad que los hombres. Un reciente estudio que se llevó a cabo por investigadores del Mass General Brigham y que es citado por dicho medio halló que este tipo de demencia estaría relacionado con un proceso que surge de manera natural en las mujeres, y es la menopausia.

El estudio fue compartido por la revista científica JAMA Neurology, y allí se determinó que las mujeres a las que les llegó la menopausia a temprana edad están en mayor riesgo de padecer alzhéimer.

“La terapia hormonal (TH) es la forma más fiable de aliviar los síntomas graves de la menopausia, pero no está claro cómo afecta al cerebro”, afirmó la autora del estudio, Rachel Buckley. “Descubrimos que los niveles más altos de tau, una proteína implicada en la enfermedad de Alzhéimer, solo se observaban en las usuarias de terapia hormonal que iniciaron tardíamente este proceso. La idea de que el depósito de tau pueda subyacer a la asociación entre la intervención tardía de la terapia hormonal y la demencia de alzhéimer fue un hallazgo enorme, algo que no se había visto antes”, agregó.

Afectación para hacer tareas cotidianas es una señal común de Alzheimer. | Foto: Getty Images / Juanmonino

El medio aclara que para determinar que una paciente vivió una menopausia prematura es cuando a esta le deja de llegar el periodo menstrual antes de los 40 años o cuando se presenta antes de los 45 años debido a una intervención quirúrgica, lo que puede presentar un riesgo superior para desencadenar algún tipo de demencia.

“Hasta el 10 por ciento de las mujeres experimentan menopausia prematura o temprana, y nuestros hallazgos sugieren que la edad temprana en la menopausia puede ser un factor de riesgo para la demencia por EA”, afirmó el primer autor Gillian Coughlan, del Departamento de Neurología MGH.

Y mencionó en qué momento aumenta el riesgo en las pacientes que han usado terapia hormonal para tratar los síntomas de la menopausia, por lo que recomienda que a la hora de usar esta alternativa se haga desde el inicio de este proceso y no tiempo o años después: “La terapia hormonal puede tener efectos negativos sobre la cognición, pero solo si se inicia varios años después de la edad de la menopausia. Estos hallazgos observacionales apoyan las directrices clínicas que establecen que la terapia hormonal debe administrarse cerca del inicio de la menopausia, pero no varios años después”.