Durante varios años, un grupo de investigadores europeos analizaron los hábitos alimenticios de la población para acertar con los horarios ideales a la hora de comer al desayuno en pro de evitar complicaciones digestivas o diabetes.
Para nadie es un secreto que el sobrepeso, antecedentes familiares, malos hábitos alimenticios luego de cierta edad, el tabaco, alcohol u otros factores conlleven a que las personas padezcan diabetes. En ese orden de ideas, científicos franceses y españoles se pusieron en la tarea de evaluar la influencia del desayuno en la prevención de esta enfermedad.
Los resultados fueron compilados en el informe Asociaciones del horario de las comidas, el número de ocasiones de comer y la duración del ayuno nocturno con la incidencia de diabetes tipo 2 en la cohorte NutriNet-Santé y publicados en International Journal of Epidemiology.
La ingesta de alimentos juega un papel fundamental en la regulación de los ritmos circadianos, que modulan la homeostasis de la glucosa y los lípidos. Por lo cual, tener constancia acerca del horario adecuado para alimentarse es vital para evitar que determinadas complicaciones hagan presencia en el organismo.
Para dar con los resultados, los científicos tomaron como muestra a 10.312 adultos presentes en NutriNet-Santé, siendo analizados entre 2009 y 2021. Los horarios y la frecuencia de las comidas de los participantes se evaluaron utilizando registros dietéticos repetidos de 24 horas y se promediaron a partir de los primeros dos años de seguimiento.
Las relaciones entre las variables del horario de las comidas, el número de alimentos y la duración del ayuno nocturno con la incidencia de diabetes tipo 2 se evaluaron mediante el uso de modelos multivariables de riesgos proporcionales ajustados para los factores de riesgo mencionados anteriormente.
Los participantes completaron un registro en una plataforma en la cual registraron su alimentación día tras día. Los investigadores fueron promediando los resultados durante los primeros años y en los años posteriores se evaluó el estado de salud de los pacientes.
Cuando se alcanzaron los 7.3 años de seguimientos, los investigadores descubrieron que se presentaron 963 casos de diabetes tipo 2 en los pacientes que no habituaban a comer antes de las 8:00 a.m., sino que se alimentaban después de las 9:00 a.m. De igual manera, el horario de la última comida no fue tenido en cuenta para los estudios. Cada episodio de alimentación adicional se asoció a una menor incidencia de diabetes.
La duración del ayuno nocturno no se asoció con la incidencia de esta enfermedad, excepto en los participantes que desayunaron antes de las 8 a. m. o quienes ayunaron durante más de 13 horas durante la noche. Los resultados entonces demuestran que no solo importa el contenido y la calidad, sino que también hay influencia el horario en el cual se alimenten las personas.
En ese orden de ideas, las personas que se desayunaron después de las 9:00 a. m. aumentaron en un 59 % el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Eso significa que tomar el desayuno antes de las esa hora es catalogada como una práctica saludable.
Por otro lado, encontraron una leve incidencia al frecuentar cenas tardías, concretamente aquellas que sobrepasan las 10:00 p.m. Los investigadores recomiendan que la cena debería ser antes de las 7:00 p.m., siendo una práctica que podría ayudar también en la prevención de la enfermedad.