Cualquier persona puede experimentar una pérdida de apetito en algún momento de su vida. Es posible tener menos ganas de comer, perder interés en la comida o sentir náusea ante la idea de consumir alimentos.

Junto con la pérdida de apetito, también es posible experimentar fatiga y pérdida de peso, si no se come lo suficiente para mantener el cuerpo. Esta inapetencia puede tener varias causas y acarrear consecuencias graves.

Hay dos factores de riesgo importantes que pueden aumentar la probabilidad de padecer esta enfermedad, según blog.famisanar.com.co. Uno de ellos es el factor sicológico, pues cuando una persona se encuentra en un mal estado mental se puede enfrentar a la falta de apetito. La soledad puede conducir a estados de depresión, ansiedad y tristeza que reducen las ganas de comer.

El otro es el fisiológico. La aparición de enfermedades provocadas por un trastorno digestivo puede afectar la manera como las personas se alimentan. Esto se da principalmente por enfermedades graves como el cáncer de estómago, páncreas o colon. El uso de fármacos también puede incidir.

Medical News Today, indica, además, que algunas causas pueden ser temporales debido a factores como infecciones o problemas digestivos, en cuyo caso el apetito volverá cuando la persona se haya recuperado. Sin embargo, cuando se trata de las enfermedades prolongadas, la situación puede ser más compleja.

Principales causas

Las infecciones virales o bacterianas comunes, como la gripa o la gastroenteritis, suelen ser las causas más comunes de la pérdida del apetito. En este listado de razones se incluyen las infecciones respiratorias, las bacterianas o virales, el estreñimiento, malestar estomacal, problemas digestivos, reflujo ácido, intoxicación alimentaria y alergias.

La falta de apetito muchas veces obedece a factores sicológicos. | Foto: Getty Images

Otras posibles causas son la intolerancia a ciertos alimentos, un virus estomacal o gastroenteritis, embarazo, desequilibrio hormonal, estrés, efectos secundarios de medicamentos y uso de alcohol o drogas.

Afecciones médicas

Las enfermedades prolongadas pueden causar pérdida de apetito por una variedad de razones que varían en función de la causa. Por ejemplo, estar relacionadas con una disminución del funcionamiento del sistema inmunológico, una sensación general de malestar y molestias estomacales.

Las afecciones que pueden causar pérdida de apetito incluyen: afecciones digestivas, como el síndrome del intestino irritable y la enfermedad de Crohn, una enfermedad hormonal conocida como enfermedad de Addison, asma, diabetes, enfermedad hepática o renal crónica, niveles altos de calcio en la sangre, VIH y SIDA, hipotiroidismo, insuficiencia cardíaca y cáncer de colon o de estómago.

La pérdida de apetito también puede estar relacionada con la edad. Esto puede deberse a un mayor uso de medicamentos y cambios en el cuerpo a medida que las personas envejecen. Estos cambios pueden afectar el sistema digestivo, las hormonas y el sentido del gusto o el olfato.

Algunos tipos de cáncer

La pérdida de apetito o la pérdida inesperada de peso a veces puede ser un síntoma de ciertos tipos de cáncer, como el de páncreas, ovario o estómago. Cuando esto se presenta, las personas pueden experimentar dolor de estómago, acidez estomacal, sentirse lleno con facilidad, coloración amarillenta de la piel o los ojos y sangre en las heces.

En este caso, el médico puede recetar ciertos medicamentos para ayudar a aumentar el apetito y reducir otros síntomas, por ejemplo, las náuseas.

Los problemas digestivos pueden afectar el apetito. | Foto: Copyright

Si la depresión o la ansiedad causan pérdida de apetito, las terapias sicológicas y, a veces, los antidepresivos pueden ayudar.

Remedios caseros

Hay algunas recomendaciones de los expertos para tener en cuenta y que pueden ayudar. Por ejemplo, sugieren que a las personas les puede resultar más fácil comer varias comidas pequeñas al día en lugar de tres grandes y esto les ayudará a recibir vitaminas, nutrientes y carbohidratos que el cuerpo necesita.

El consejo es tratar que estas comidas sean altas en calorías y proteínas para asegurarse de que el cuerpo reciba suficientes nutrientes y energía. También es posible que para las personas que están inapetentes les resulte más fácil ingerir comidas líquidas, como batidos y bebidas proteicas.

Agregar hierbas, especias u otros condimentos en las comidas pueden ayudar a que las personas coman con mayor facilidad.

Intentar, en la medida de lo posible, comer con otras personas, y hacer del momento de la comida un ritual: puede ser útil cocinar con alguien más o buscar nuevas recetas que estimulen la curiosidad y el deseo de experimentar, indica el portal especializado Topdoctor.es.

La recomendación es beber muchos líquidos para prevenir la deshidratación. El ejercicio ligero, como una caminata corta, a veces puede aumentar el apetito.