La vitamina C es una de las más importantes para el organismo. Es un nutriente que cumple con funciones determinantes debido a que el cuerpo lo requiere para formar vasos sanguíneos, cartílagos, músculos y colágeno.
Esta vitamina, que también ayuda al cuerpo a absorber y almacenar el hierro, es un antioxidante que protege las células contra los efectos de los radicales libres, que son aquellas moléculas que se producen cuando el cuerpo descompone los alimentos o se expone al humo del tabaco y la radiación del sol u otras fuentes. Los radicales libres tienen mucho que ver con el desarrollo de enfermedades cardíacas y otras crónicas como el cáncer.
Debido a que el cuerpo no la produce, necesita obtenerla de la dieta y por ello es clave el consumo de alimentos como frutas cítricas, bayas, papas, tomates, pimientos, repollo, coles de Bruselas, brócoli y espinacas, precisa el instituto de investigación Mayo Clinic.
Adicionalmente, se puede recurrir a los suplementos orales que se encuentran en el mercado en forma de cápsulas y tabletas masticables.
Cuando el cuerpo no recibe suficiente cantidad de este nutriente se expone a una serie de dificultades de salud y, de acuerdo con los expertos, las personas más propensas a tener deficiencias son quienes fuman o están expuestos al tabaquismo pasivo; tienen ciertas afecciones gastrointestinales o determinados tipos de cáncer o llevan una dieta limitada que no incluye frutas y verduras regularmente.
La cantidad diaria recomendada de vitamina C es de 90 miligramos para hombres adultos y 75 para mujeres adultas. Estos son algunos de los síntomas comunes que evidencian la falta de este nutriente.
Caída del cabello: la vitamina C es clave para mantener el colágeno y las proteínas que le brindan fuerza al cabello. Por ello, una dieta pobre en los alimentos que la contienen provoca sequedad, caída y susceptibilidad al desarrollo de afecciones como la caspa, precisa información del portal Mejor con Salud, escrita por Daniela Echeverri Castro.
Cansacio y palidez: dado que este nutriente es clave para facilitar la absorción de hierro en el cuerpo, cuando hay deficiencia, la persona puede sentirse cansada o con fatiga. Es posible que se exponga a padecer de anemia, afección que también hace que el paciente se ponga pálido.
Infecciones recurrentes: las personas con un déficit de vitamina C tienden a desarrollar más infecciones. Según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, este nutriente es esencial para los mecanismos de defensa del cuerpo y cuando se presenta una reducción del mismo se baja también la capacidad del organismo de destruir los agentes que generan diversas enfermedades.
El portal de salud y bienestar Tua Sáude indica que la deficiencia de esta vitamina incide en la formación de glóbulos blancos que, entre otras, tienen la función de ayudar a combatir infecciones.
Cambios de humor: Mejor con Salud indica que esta vitamina tiene un estrecho vínculo con la salud emocional. “Según hipótesis, cuando existen niveles adecuados de esta vitamina en el organismo, hay estabilidad mental, tranquilidad y control sobre las hormonas. Estas últimas son responsables en gran medida del estado emocional”, precisa. Se cree que la deficiencia de este nutriente provoca irritabilidad, estrés y otros estados negativos desde el punto de vista emocional.
Dolor frecuente: experimentar con frecuencia dolor en el cuerpo es otra señal de una posible deficiencia de vitamina C, especialmente si se da a nivel muscular y articular.
Sequedad en la piel: la falta de este nutriente se refleja en las condiciones de la piel. Su consumo diario es uno de los mejores hábitos para que esta se conserve en buena condición, pues impide la pérdida temprana de colágeno y elastina, sustancias que se encargan de darle firmeza y elasticidad.
Escorbuto: cuando hay deficiencia grave de vitamina C se puede presentar una enfermedad llamada escorbuto, que causa anemia, sangrado de las encías, hematomas y mala cicatrización de las heridas, precisa Mayo Clinic.