Escuchar música a un volumen elevado, acudir con conciertos o discotecas donde la música se escucha a un volumen alto, trabajar en un espacio contaminado acústicamente, podría ocasionar una perdida temporal de la audición o como también se le conoce, fatiga auditiva.
La fatiga auditiva es el descenso de la capacidad auditiva no irreversible, caudada por la exposición excesiva del ruido. Generalmente, este ruido intenso con una corta duración causan daños en el nervio acústico y en las células internas del oído. Esta enfermedad puede durar entre 2 y 16 horas, para que el oído vuelva a oír tal y como lo hacía antes.
De acuerdo con un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, el daño auditivo puede ser acumulativo y, si no se toman las precauciones adecuadas, la exposición permanente puede provocar importantes daños en las células sensoriales del oído interno, lo que puede causar la pérdida total de audición.
Síntomas de la fatiga auditiva
- Pérdida de audición: Uno de los primeros síntomas de la fatiga auditiva es la percepción de una disminución transitoria.
- Acúfenos: la pérdida de audición temporal viene acompañada por la sensación de oídos “abombados” y acúfenos.
- Falta de entendimiento o inteligibilidad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 1.100 millones de jóvenes corren el riesgo de perder la audición debido a la exposición a ruidos nocivos para la salud auditiva. Además, las últimas estadísticas muestran que la perdida auditiva se asocia cada vez más a edades tempranas. En un estudio de la Revista Pediatrics calcularon que el 17 % de adolescentes, entre los 12 y 19 años de edad, tenían características de perdida de audición inducida por el ruido en sus pruebas de audición.
De esta manera, para evitar potenciales daños al oído, lo mejor es prevenir. Oir Vital, un grupo especializado en audiología dedicado a solucionar problemas auditivos, hace las siguientes recomendaciones.
- Evitar las exposiciones prolongadas a ruidos excesivos siempre que sea posible.
- Evitar la cercanía a los altavoces cuando vaya a conciertos o discotecas.
- Es fundamental limitar el tiempo de uso de auriculares y hacer pausas activas para descasar los oídos.
- Verificar que el volumen de los aparatos reproductores no superen el 60 % de su volumen máximo.
- Cuando deba exponerse a una fuente intensa de ruido, es importante utilizar protectores auditivos. Su empleo ayuda a reducir la intensidad del ruido.
Para poder diagnosticar las lesiones causadas por la fatiga auditiva, existen varias pruebas que se realizan en centros auditivos especializados. Existen pruebas supraliminares objetivas, las cuales estudian la fatiga del reflejo estapedial, y las pruebas subjetivas, por medio del Test de Tone Decay, evalúan el grado de fatiga auditiva.
Test de Tone Decay
Este test consiste en enviar un sonido a una frecuencia determinada (de 500 a 4000 Hz) a una intensidad igual a la intensidad umbral durante un minuto. Se le pide al paciente que mantenga la mano levantada mientras siga oyendo el sonido y que debe bajarla si en algún momento deja de oírlo.
En condiciones normales, el paciente deberá oír el sonido durante el minuto completo que dura el estímulo. En el caso de que el paciente presente fatiga auditiva, dejará de oír el sonido pasados unos segundos y bajará su mano.
El especialista que ejecuta el test debe anotar el tiempo transcurrido desde el inicio del estímulo hasta la aparición de la fatiga e incrementará el sonido estimulante en 5 dB, o múltiplos de esta cantidad, hasta que el paciente vuelva a oír el sonido y levante la mano para advertir.
Este proceso se debe repetir hasta que haya transcurrido el minuto, incrementando el sonido de 5 en 5 dB, tantas veces como sea necesario. Al final del examen, el especialista habrá anotado en la gráfica los incrementos de intensidad que hayan sido necesarios para compensar la fatiga auditiva del paciente, en los tiempos en que ese incremento se ha hecho necesario.