El comportamiento de las personas y sus emociones han sido un factor que múltiples psicólogos han tratado de abordar para determinar las características que, en algunos sujetos, se reproducen de forma positiva o negativa con el entorno y los demás.

El portal web de Psicología y Mente menciona que existen individuos que pueden ser catalogados como tóxicos, esto porque suelen ser inseguros y egoístas. Además, suelen culparse a sí mismos, pero descargan sus frustraciones con los otros.

Por otro lado, uno de los términos que han ganado relevancia en los últimos años ha sido el de la felicidad tóxica. De acuerdo con información recopilada por el sitio de Saber Vivir, la felicidad es una variable que demanda emociones e ideologías relacionadas con la positividad.

Existe una creencia popular y es la de que ‘todo en exceso es malo’ y, en esta situación, hay momentos en los que los altos niveles de felicidad no son del todo formidables. Según Rafael Pardo, sacerdote licenciado en Historia y doctor en Teología, la ideología de que todo debe estar basado en lo positivo es un arma de doble filo.

Mediante la creación literaria llamada ‘Felicidad Tóxica. El lado oscuro del Pensamiento Positivo’, Pardo indica que se trata de un movimiento que vende la felicidad como un todo. En consecuencia, el autor asegura que no mide ningún terreno y puede afectar la salud física y mental.

Por lo tanto, el profesional define a la felicidad tóxica como algo impuesto y directo que se da principalmente en organizaciones o en la política. Saber Vivir comparte que este pensamiento tiene como base la salvación del estrés en cualquier relación personal y colectiva, como las malas condiciones laborales, falta de conciliación familiar, precariedad laboral, individualismo salvaje, entre otras.

En palabras exactas “ser feliz es muy fácil y si tienes estrés o ansiedad, la culpa es tuya, no del sistema capitalista salvaje en el que te hemos metido”, consigna el citado medio.

De acuerdo con el último reporte de Felicidad de la ONU, Finlandia es la nación más feliz del mundo. | Foto: Oli Kellett

En ese orden de ideas, hay acciones de pensamiento y psicología que se imponen a partir de la felicidad tóxica, pero pueden generar grandes impactos:

  • Tratar de distinguir de manera artificial entre las emociones positivas y negativas, esto para la Psicología de la Emoción es diferente, ya que se explica que solo se distingue entre emociones primarias y secundarias, respectivamente.
  • El hecho de bloquear las emociones “negativas” como la ira, tristeza, depresión y otras es algo que para Rafael Pardo es peligroso. El hombre explica que hacen parte de la vida y tarde o temprano relucen, por lo que guardarlas solo harán que, en algún momento, estallen de forma descontrolada.
  • Se menciona que en el ámbito político o empresarial funciona la idea de la felicidad tóxica, pero Saber Vivir y Psicoadapta comprende que se apela a las emociones. En efecto, podría tratarse, únicamente, de una utopía o sueño sin materializar.

Precisamente, Saber Vivir dice que las personas que adoptan este tipo de felicidad ignoran la realidad de la vida que solo conduce al narcisismo. Por su parte, Byung-chul, Filósofo surcoreano, afirma que la humanidad actual se encuentra en una sociedad expuesta, donde solo predomina lo pulcro y pulido en redes sociales; aparece la cultura de la “selfie”.

En ese sentido, ser feliz todo el tiempo y ligarlo a la positividad no es sano, según los expertos en psicología conductual.

De hecho, muchos psiquiatras dicen que existe una “magia simpática”, donde, un artículo de Los papeles del Psicólogo, informa que “falla en su asunción central acerca de que ciertos rasgos y procesos psicológicos como el optimismo, el perdón, la interpretación benevolente y la bondad son inherentemente positivos y beneficiosos para el bienestar, cuando la evidencia muestra que todo depende del contexto”.