La fibrosis quística (FQ) es una enfermedad heredada que causa graves daños en los pulmones, el sistema digestivo y otros órganos del cuerpo.

Según explicó Mayo Clinic, la fibrosis quística afecta a las células que producen moco, sudor y jugos digestivos. Dichos líquidos secretados son regularmente ligeros y resbaladizos. Pero en los pacientes con fibrosis quística, un gen defectuoso hace que estas secreciones sean pegajosas y espesas. En lugar de trabajar como lubricantes, las secreciones tapan los tubos, conductos y pasajes, especialmente en los pulmones y el páncreas.

En este sentido, el cuidado de la nutrición que deben llevar las personas que sufren de este trastorno heredado es fundamental para disminuir el deterioro de las funciones pulmonares.

Generalmente, quienes sufren de fibrosis quística requieren de un mayor aporte calórico debido a las altas pérdidas de nutrientes, del mayor trabajo pulmonar que experimentan y de la merma en la ingesta que predomina durante los períodos de infección. Es así como una persona con FQ puede comer más que alguien sin esta condición.

Con el objetivo de que mantengan un peso óptimo, los pacientes con FQ pueden ingerir alimentos grasos “como el aceite de oliva virgen, frutos secos y pescados grasos como el atún o el salmón. La persona con FQ no suele presentar niveles elevados de colesterol o triglicéridos, por lo que a veces se permite recomendar alimentos calóricos ‘menos sanos’ como quesos grasos, salsa, natas o snacks comerciales”, detalló el portal Dietistas nutricionistas.

“En muchas ocasiones la dieta resulta insuficiente pese a las manipulaciones dietéticas oportunas, principalmente por los episodios de inapetencia y por el hecho de que la absorción de nutrientes está menguada en la FQ, y se hace necesaria la suplementación (uso de leches fortificadas, suplementos de carbohidratos, de proteínas, etc.) e incluso el uso de soportes de alimentación artificiales (nutrición enteral o parenteral). Todo con el fin de complementar la ingesta de alimentos y nunca como sustitución de la misma”, añadió Dietistas nutricionistas

La fibrosis quística se diagnostica por medio de pruebas de genes, de sangre y de sudor. Cabe destacar que hasta el momento no se ha encontrado una cura para esta enfermedad, aunque en las últimas décadas los tratamientos han mejorado bastante. Hace algunos años, la mayoría de los decesos por fibrosis quística se presentaban en niños y adolescentes.

Aunque es una enfermedad progresiva que implica una serie de cuidados médicos diarios, “las personas con fibrosis quística suelen ser capaces de estudiar y trabajar. A menudo tienen una mejor calidad de vida que la que tenían las personas con fibrosis quística en décadas anteriores. Las mejoras en los exámenes de detección y los tratamientos significan que las personas con fibrosis quística ahora pueden vivir hasta los 30 o 40 años, y algunos viven hasta los 50 años”, concluyó Mayo Clinic.