El café es una de las bebidas calientes más populares en el mundo. De hecho, es común escuchar que hace parte de la rutina de oficinistas para mantenerse despiertos durante la jornada laboral. Así mismo, hay quienes lo prefieren en la mañana como primer alimento del día.
La bebida como tal se obtiene del procesamiento de los granos tostados y molidos del grano de la planta de café, el cual destaca por su contenido de cafeína.
De acuerdo con información de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la cafeína es una sustancia amarga que se encuentra naturalmente en más de 60 plantas, incluyendo, además de los granos de café, las hojas de té, las nueces de cola y las vainas de cacao. Estas últimas se utilizan para hacer productos de chocolate.
En ese sentido, la cafeína es una sustancia que se encuentra naturalmente en ciertas plantas y también se puede producir de manera artificial (sintéticamente) y agregarse a los productos alimenticios. Además, se trata de un estimulante del sistema nervioso central y un diurético (sustancia que le ayuda al cuerpo a eliminar líquidos).
Luego de que se ha consumido cafeína, a través de café, por ejemplo, esta se absorbe y pasa rápidamente al cerebro. No se acumula en el torrente sanguíneo ni se almacena en el organismo, ya que sale del cuerpo en la orina horas después de haber sido consumida.
Entendiendo que la cafeína funciona como diurético, esta sustancia ayuda al cuerpo a eliminar el líquido y la sal sobrante. En medicina, los diuréticos se usan para tratar la presión arterial alta, el edema (líquido extra en los tejidos) y otras afecciones, reseña la información de la página web del Instituto Nacional del Cáncer.
Según explica Lisa Anderson, profesora asociada de biología integrativa y fisiología en la Universidad de Minnesota, citada por Huffington Post, “el intestino delgado absorbe el líquido por ósmosis y utiliza su energía para atraer el sodio y otros electrolitos, con los que arrastra también el agua. En el café con cafeína, tanto la cafeína como los polifenoles, como otras moléculas, son liposolubles, por lo que atraviesan con facilidad el tracto gastrointestinal”.
En ese sentido, la experta explica que el café avanza más rápido que el agua al momento de la digestión, porque la cafeína estimula más el músculo detrusor urinario, situado en la pared de la vejiga. Dicho músculo se relaja cuando la vejiga está vacía y se contrae cuando está llena.
¿El café aumenta las ganas de ir al baño?
El principio de “todo lo que entra tiene que salir” también aplica para los alimentos que las personas consumen. El cómo y cuándo depende de la comida en cuestión y de ciertos aspectos en la salud del individuo; no obstante, la cafeína puede acelerar el proceso.
“La cafeína irrita la vejiga, y cuando la vejiga se irrita, se contrae”, explica la doctora Rena Malik. “Esa contracción es la que te provoca la sensación de ‘urgencia’ que te obliga a ir al baño inmediatamente”, agrega al medio citado.
Sin embargo, la experta anota que es posible desarrollar cierta resistencia a este efecto de la cafeína mediante el consumo habitual. “Tengo algunos pacientes que me dicen que una taza pequeña de café les puede estropear la mañana (...), mientras que otros beben varias tazas a lo largo del día y ni se enteran”, sostuvo.
En internet circulan numerosas creencias relacionadas con el consumo de café. Por ejemplo, sus supuestos beneficios contra el cáncer o que un cierto número de tazas de café al día alargan la vida. En esa línea, es importante precisar que todo exceso es malo y esta bebida no es la excepción. Ante las dudas, lo más recomendable siempre es acudir a un especialista médico.