Por muchos años se ha dicho que el consumo suficiente de agua es importante para la pérdida de peso porque no solo hidrata el cuerpo, sino que contrarresta el estreñimiento, una afección relacionada con el aumento de peso porque no hay un buen tránsito intestinal, ya que las heces son grumosas y secas.
Por lo anterior, el consumo de alimentos ricos en fibras es importante para el buen funcionamiento del sistema digestivo. Asimismo, aquellos que tienen propiedades diuréticas, mismas que participan en la eliminación de líquidos retenidos en el cuerpo -incluyendo el sodio-, como, la sandía, el tomate, el kiwi, entre otros.
Consultar con un médico debe ser prioritario antes de iniciar una dieta por cuenta propia, puesto que se necesita diseñar un plan de alimentación adecuado según las condiciones de salud de cada persona. Por ejemplo, hay quienes no son tolerantes a la lactosa y necesitan cierto tipo de producto que no la contenga, pero que aporte los nutrientes necesarios para el cuerpo.
Se debe reducir el consumo de grasas trans o saturadas para reemplazarlas por todas aquellas que se consideran buenas como las poliinsaturadas o monoinsaturadas, mismas que se encuentran en alimentos como los frutos secos o el aguacate, por ejemplo. Quiere decir que alimentos como la comida basura o chatarra se deben restringir porque son alimentos que no necesariamente tienen un alto valor nutritivo.
Una mala práctica que incide en el aumento de peso es el sedentarismo, ya que al no tener una actividad física regular, esta no participa activamente en el gasto energético del cuerpo, que consiste en esa energía que necesita equivalente a la consumida.
Lo que quiere decir que el ejercicio es una de las actividades fundamentales para combatir cualquier tipo de enfermedad o reducir los riesgos del desarrollo de una. Es por esto que los médicos frecuentemente les piden a sus pacientes que incorporen en sus rutinas diarias ejercicios aeróbicos o levantamiento de pesas para fortalecer el cuerpo y tener una buena salud mental.
Las bebidas que participan en el proceso de pérdida de peso
Entre tanto, muchas son las bebidas que se consideran útiles en la pérdida de peso, no porque ellas mismas quemen calorías, sino que estimulan el metabolismo del cuerpo, como: el té verde, el café, dos bebidas que se han posicionado para tal fin. Sin embargo, al contener cafeína, esta actúa sobre el sistema nervioso, que según la cantidad que se consuma puede ser perjudicial para la salud.
La Clínica Mayo sugiere consumir máximo cuatro tazas de café al día, ya que una alta ingesta tiene efectos secundarios como nerviosismo y taquicardia. Por esto, el agua es el mejor líquido que se puede consumir no solo por lo natural que es, sino por lo potencialmente saludable para el organismo.
¿Agua fría o caliente?
El estudio Termogénesis inducida por agua, liderado por Michael Boschman, señala que, aunque no existen estudios que corroboren que el consumo de suficiente agua ayuda en la pérdida de peso, una investigación hecha con siete hombres y siete mujeres concluyó: beber dos litros de agua al día aumenta el gasto energético, que ayuda en la pérdida de peso; el consumo de agua logró en el género masculino el incremento de una tasa metabólica.
Según la Universidad de Humboldt, el consumo de agua fría ayudaría a quemar grasa, asegura Salud 180, mencionando que cuando una persona se encuentra en un ambiente frío, su cuerpo trabaja para subir la temperatura corporal, esto lo logra con la quema de calorías y, por ende, contribuye en la pérdida de peso.