Desde el centro hasta el sur de América, así como en el Caribe, este fruto es conocido por su sabor agridulce y su textura carnosa. Ha sido bautizado con varios nombres, tales como mamoncillo, huaya, quenepa, chupalotes, entre otros, así como tiene el nombre científico Melicoccus bijugatus. Sin embargo, independientemente de cómo se llame, en todos los países es popular por su valor nutricional para el organismo.
De acuerdo con el sitio web Naturalista, este fruto se consume fresco o en bebidas refrescantes, así como también enlatado. Además, “posee efectos astringentes, antidiarréicos y antimicrobianos; se utiliza para afecciones gastrointestinales, respiratorias y asma”.
Sin duda, todo puede ser consumido de esta fruta, ya que las semillas tostadas y molidas también podrían ser consumidas, así como la decocción de hojas y corteza puede ser usada contra la disentería y la diarrea, según reseñó la página en mención.
Asimismo, según indican las cápsulas de nutrición, publicadas por el Ministerio de Salud Pública de República Dominicana, entre la composición del mamoncillo, al que conocen también en dicho país como limoncillo, se encuentran la vitamina A, la vitamina B y la vitamina C. Además, contiene agua, carbohidratos, grasa, calcio, hierro y fósforo.
Precisamente, algunos de estos componentes la hacen una fruta idónea para aliviar el estrés y facilitar la regulación de los niveles de colesterol, esto último gracias a su contenido rico en fibra.
El uso del mamoncillo en la medicina natural se remonta a la época precolombina, cuando era utilizado para aliviar malestares asociados con los virus y bacterias en el cuerpo, cuentan desde Psicología y Mente. Asimismo, indican, los ácidos contenidos en este fruto han sido relacionados con bondades para las mujeres en gestación.
Inclusive ha llegado a ser considerado un fruto exótico y a aparecer en el listado de alimentos milagrosos, que prometen curar todas las afecciones del ser humano, hasta el cáncer. No obstante, se trata de una afirmación sin mucho sustento científico y que podría poner en riesgo la salud y bienestar de las personas.
De acuerdo con lo señalado por Psicología y Mente, efectivamente existe una serie de propiedades atribuidas al mamoncillo, como lo demostró un estudio de la Universidad de Cornell, Nueva York, en el que se observaron beneficios gastrointestinales luego de su consumo.
Si se tiene en cuenta que una alimentación saludable es fundamental para mitigar el riesgo de ciertas enfermedades, “consumir huaya sí que podría prevenir el cáncer de una manera indirecta, debido a que se sostiene que las dietas ricas en frutas y verduras se han mostrado como un factor de protección frente enfermedades oncológicas”, precisan los expertos del medio.
Lo cierto es que el mamoncillo, huaya o limoncillo, es una fuente de múltiples nutrientes que se destacan por ayudar al correcto desempeño de las funciones del cuerpo, tales como los minerales, el complejo B y otras vitaminas. Gracias a estos compuestos se considera un ingrediente bueno para mejorar infecciones urinarias y bronquiales.
¿De qué maneras puede consumirse?
La manera más común en la que se ingiere es en su estado natural, como la gran mayoría de las frutas. Solo basta romper su cáscara y disfrutar de la carne que posee el mamoncillo. No obstante, se debe tener precaución, especialmente con los menores de edad, ya que su semilla es de un tamaño considerable y puede producir atragantamiento.
Otras maneras de prepararlo, según indica una hoja técnica del ecocampus de la Universidad del Norte en Barranquilla, donde este fruto es bastante popular, es a modo de dulces o jaleas. En regiones como Puerto Rico, por ejemplo, la pulpa del mamoncillo se usa para hacer desde jugos, mermeladas, hasta bebidas alcohólicas.
Diez hábitos efectivos para cuidar la salud del corazón
“Tras la pandemia ha aumentado la concienciación sobre la importancia de la salud, y esta se ha priorizado frente a otros aspectos. Sin embargo, seguir determinadas pautas saludables se hace difícil en el día a día, así como compaginarlo con el estrés, con la carga laboral, y a la vez hacer ejercicio, o comer bien”, sostuvo la directora del Centro Integral de Enfermedades Cardiovasculares HM CIEC, la doctora Leticia Fernández Frier, en diálogo con el medio especializado en salud, Infosalus.
Por ello, hizo diez recomendaciones sencillas que pueden resultar muy útiles la hora de mejorar la salud cardiovascular:
- Conocer el propio corazón: Para saber si hay algo que no está bien con la salud cardiovascular, una de las primeras medidas es saber cómo se comporta el corazón en condiciones normales, cuál es su ritmo.
- Conocer los síntomas: Aunque generalmente las enfermedades cardiovasculares no les provocan síntomas a los pacientes en sus primeras etapas, hay algunos signos que los pacientes deben tener presentes. Entre los más frecuentes están el dolor de pecho, la fatiga inusitada, falta de aire, entumecimiento de las extremidades o la cara, piernas o manos frías, dificultades para caminar, pérdida del equilibrio o mareo.
- Comer frutas y verduras con frecuencia: De acuerdo con la Clínica Mayo de Estados Unidos, las personas que comen una dieta rica en frutas y verduras pueden tener una mejor salud cardiovascular a raíz de que estos alimentos contienen vitaminas y minerales que protegen y favorecen el buen funcionamiento del corazón.
- Evitar los ultraprocesados: En muchas ocasiones, los alimentos que son ultraprocesados contienen altos niveles de componentes que resultan nocivos para el corazón, como el colesterol malo y las grasas saturadas.
- Bajarle a la sal: La sal es la principal fuente de sodio en la dieta de las personas. Este elemento aumenta el riesgo de padecer hipertensión, que a su vez es el principal factor de riesgo de distintas enfermedades cardiovasculares.
- Evitar el cigarrillo: Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, una de cada cuatro personas que mueren por enfermedades cardiovasculares era consumidora de cigarrillo. Por ello, es clave evitar al máximo el tabaco.
- Hacer deporte: Hacer cualquier actividad física tiene múltiples beneficios para la salud cardiovascular, pues hace que el corazón haga un esfuerzo sano y se vuelva más fuerte. Practicar un deporte puede ser, en esa medida, una gran alternativa a la hora de mover el cuerpo.
- Evitar el sedentarismo: En el mismo sentido en que el ejercicio es positivo para el corazón, el sedentarismo es considerado como uno de los principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Combatir el estrés: Según MedlinePlus, la enciclopedia virtual de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, el estrés afecta el bienestar del corazón debido a que aumenta la presión arterial, el colesterol e incluso causar arritmias cardíacas.
- Ir a consultas médicas: Para prevenir o hacerles seguimiento a padecimientos que afectan el corazón es importante que los pacientes acudan su médico con regularidad, pues puede examinar el buen estado del músculo cardíaco y, en caso de requerirlo, ordenar exámenes más complejos.