Incluir en la dieta frutos secos como parte de una alimentación saludable es bueno para el organismo. Estos alimentos contienen ácidos grasos insaturados y otros nutrientes que le brindan una serie de beneficios al cuerpo, aunque no deben consumirse en exceso debido a su gran aporte calórico.
Estos frutos comprenden un grupo genérico de productos dentro de los que se encuentran granos, semillas o frutas. Tienen en común una baja concentración de agua y un elevado contenido en grasas. Aquí se incluyen anacardos, avellanas, maní, nueces, pistachos, semillas de girasol, de calabaza y de sésamo, dátiles, higos secos y frutas deshidratadas.
Estos productos son ricos en vitaminas B y E, cobre, hierro, fósforo, potasio y, además, selenio, nutrientes que aportan en la prevención de enfermedades degenerativas.
Favorables para los huesos
Estos alimentos son ricos en calcio, un mineral clave para fortalecer los huesos, favorecer el crecimiento y prevenir el desarrollo de enfermedades como la osteoporosis.
Las propiedades antiinflamatorias y las grasas insaturadas que aportan estos alimentos ayudan a mantener en buen estado las articulaciones, proporcionando alivio en caso de padecer enfermedades reumáticas.
Información del portal de bienestar y salud Tua Saúde precisa que esto se debe a que las grasas buenas previenen y disminuyen la producción de sustancias en el organismo que estimulan la inflamación de los tejidos.
“Estos alimentos son importantes en el tratamiento de enfermedades proinflamatorias y crónicas, como la artritis reumatoide, por ejemplo, ya que ayudan a prevenir y a reducir el dolor en las articulaciones que se produce como consecuencia de esta enfermedad”, precisa la citada fuente.
Otros beneficios
Estos productos, particularmente las nueces, son especialmente recomendados para cuidar la salud del corazón. En general, ayudan a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos de lipoproteína de baja densidad (LDL), conocidos como “malos”, que juegan un papel importante en la acumulación de depósitos de grasa en las arterias, según el instituto de investigación Mayo Clinic.
También su ingesta regular, en el marco de una dieta balanceada, ayuda a cuidar la salud del revestimiento de las arterias, disminuir los niveles de inflamación relacionados con la enfermedad cardíaca y reducir el riesgo de presentar coágulos sanguíneos, que pueden derivar en ataque cardíaco y hasta la muerte.
“El aporte de ácidos oléicos y linoléicos ayuda a mejorar la circulación de la sangre, la salud del corazón y a normalizar los niveles de colesterol”, precisa el portal Mejor con Salud, escrito por Yamila Papa Pintor.
Por otro lado, debido a su valioso aporte de fibras, los frutos secos evitan la aparición de enfermedades intestinales y ayudan a prevenir problemas como el estreñimiento.
Por último, estos alimentos son importantes aliados de la piel, gracias a su poder antioxidante que aporta para frenar la acción de los radicales libres causantes del envejecimiento prematuro de la piel y de la aparición de arrugas y líneas de expresión.
¿Cómo consumirlos?
Para aprovechar todas las propiedades de los ácidos grasos y de los compuestos antioxidantes en los cuales se incluye la vitamina E, la recomendación de los expertos es consumirlos sin tostar.
Información del portal Cuerpo Mente, escrita por el médico y máster en nutrición humana Jaume Serra, indica que una parte considerable de sus antioxidantes se localiza en su cutícula, por lo que se recomienda ingerirlos en crudo y con piel para aprovechar al máximo sus propiedades saludables.
Adicional a que sean sin tostar, es aconsejable elegir las presentaciones con cáscara, porque esta los mantiene protegidos de la oxidación y a la vez posibilita un consumo más controlado al tener que abrirlos uno por uno, precisa la mencionada fuente.
También es preferible consumirlos sin salar. Aquellos que contienen sal incrementan el consumo de cloruro sódico, lo que puede resultar contraproducente para las personas con hipertensión arterial. En esos casos, lo más recomendado es ingerirlos sin sal para aprovechar sus virtudes cardiosaludables.