El gas es el aire que entra normalmente al tracto digestivo cuando la persona lo traga o cuando las bacterias descomponen ciertos alimentos en el intestino grueso, afirma el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos.
Los gases, a los que también se les conoce como flatos o flatulencias, se forman normalmente a medida que el cuerpo digiere los alimentos y pueden hacer que la persona se sienta inflamada y causar cólicos o retorcijones en el vientre, indica la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
En algunas oportunidades, las flatulencias pueden indicar que se está desarrollando algún tipo de infección gastrointestinal como, por ejemplo, estreñimiento, gastritis o, en casos más graves, colon irritable o celiaquía, dicen los expertos.
El aumento de los gases o del dolor que estos provocan puede producirse por el consumo de alimentos que son más propensos a generar gases. Normalmente, los cambios simples en los hábitos alimenticios pueden disminuir su presencia.
Los signos y síntomas de esta afección, según el instituto de investigación Mayo Clinic, son los eructos, expulsión de gases; dolor, calambres o una sensación de nudo en el abdomen; sensación de saciedad o presión en el estómago, y aumento visible del tamaño del abdomen, que se conoce como distensión abdominal.
De acuerdo con esta institución, eructar es normal, tanto así que las personas expulsan gases hasta 20 veces al día. Por lo tanto, si bien tener gases puede ser incómodo o vergonzoso, eructar y expulsarlos pocas veces también puede ser signo de un problema médico.
Factores de riesgo
Si bien normalmente no se trata de una afección que requiera de atención médica, hay señales de alarma que indican que es mejor consultar con el especialista.
Por ejemplo, cuando los gases o los dolores causados por los mismos son tan persistentes o intensos que interfieren con la capacidad de la persona de llevar una vida normal. Según Mayo Clinic, si los gases o los dolores causados se acompañan de otros signos o síntomas, puede ser que el organismo esté avisando de padecimientos más graves.
Por ello, se debe acudir al médico si se presentan señales adicionales como: heces con sangre, cambios en la consistencia de estas, cambios en la frecuencia de las deposiciones, pérdida de peso, estreñimiento o diarrea, y náuseas o vómitos recurrentes o persistentes.
Remedios naturales
Para aliviar esta molestia en casos leves, existen remedios caseros con ingredientes naturales que pueden ser muy útiles. Uno de ellos es el jengibre. El portal Mejor con Salud indica que, gracias a sus propiedades carminativas, esta planta es un buen tratamiento que permite relajar los músculos gastrointestinales, evitando la formación de gases excesivos, eructos e hinchazón de estómago.
Es un remedio que favorece la digestión y alivia los dolores abdominales. Tomar una infusión de jengibre 30 minutos antes de la comida puede ayudar a tratar la incomodidad en el estómago.
Sin embargo, es importante tener presente que es una planta que no se recomienda para las personas con diabetes, ni para aquellas que padecen enfermedades en la sangre, ya que interacciona con sus medicamentos.
Para preparar la bebida se requiere de rodajas finas de la raíz del jengibre, un vaso de agua, miel y una cucharada de jugo de limón.
Para preparar este remedio se adiciona el jengibre a una taza de agua caliente, se cubre y deja reposar aproximadamente 10 minutos; luego se cuela, se agrega un poco de miel si se quiere, al igual que jugo de limón. La recomendación es beber la infusión dos o tres veces al día antes de las comidas principales.