Colombia es uno de los pocos países de la región que no tiene una estación de montaña para observaciones astronómicas. Por eso Giovanni Pinzón, profesor del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional, se dio a la tarea de hacer una investigación para encontrar el lugar perfecto para construirlo. Una labor que, aunque no parezca, tiene mucha ciencia. SEMANA.COM: ¿De dónde surge la idea de construir un Observatorio Astronómico en Colombia?Giovanni Pinzón: De toda la comunidad astronómica que se reunió en el primer Congreso Colombiano de Astronomía (COCOA), realizado el año 2008 en Medellín por la Universidad de Antioquia. Dos años después en el COCOA, la Universidad Nacional en Bogotá, comenzamos a discutir cuál sería el mejor lugar para su ubicación. Algunos estudios previos de otras universidades en el país sostenían que podría ser el Desierto de La Tatacoa, pero la afirmación no tenía bases fundamentales para nosotros. En 2011 presentamos a Colciencias un proyecto para la elaboración de los estudios, ganamos, y nos financiaron 67 millones de pesos entre Colciencias, Ideam y Universidad Nacional para comenzar a trabajar en lo que llamamos primera fase.S.: ¿Cómo empezaron a hacer los estudios?G.P.: Primero miramos cómo habían hecho las mediciones en los mejores observatorios del mundo, como el de Hawái que es donde se encuentran los mejores cielos. Se contactaron a algunos de los profesores expertos que aún siguen vivos y aprendimos de su experiencia y comenzamos a hacer nuestros propios estudios.S.: ¿En que consistieron esos estudios?G.P.: Estos estudios se hicieron con imágenes infrarrojas de acceso gratuito tomadas por el satélite GOES (Geostationary Operational Environmental Satellite, por sus siglas en inglés), y con los datos de las estaciones meteorológicas del Ideam. Con las primeras se midió la temperatura de la atmosfera a varias alturas, y con los segundos determinamos la temperatura en el piso. Se analizaron con un software especial tres fotos por noche paradeterminar la cantidad de nubes sobre cada lugar.S.: ¿Qué características debe tener un lugar idóneo para edificar un observatorio?G.P.: Debe ser un lugar alto, que haya poca atmosfera, sin nubes, seco, con velocidad de viento bajo y lejos de la polución lumínica que se genera en las urbes.S.: ¿Qué resultados arrojó el estudio en esta primera fase?G.P.: Primero concluimos que en Colombia no hay buenos sitios para la visualización cósmica, porque estamos ubicados en un espacio de la tierra donde hay muchas nubes. Aun así, construimos un mapa de nubes del país que mostró 12 posibles lugares para el observatorio. Encontramos con este método lugares con 120 y 90 noches despejadas por año.
Nevado del Tolima y su cielo visto desde Murillo, Tolima. Foto: Giovanni Pinzón.S.: ¿Dónde se encuentran ubicados esos lugares?G.P.: En la Serranía del Perijá, la Sierra Nevada de Santa Marta, Boyacá, Santander, Pasto y otros cerca del Nevado del Ruiz.S.: Con los resultados en la mesa ¿cuál fue el paso a seguir?G.P.: Durante un año visitamos seis de los 12 lugares, porque el presupuesto y el tiempo no fueron suficientes. Así que, escogimos los más accesibles, y allí monitoreábamos la temperatura, la humedad y la nubosidad durante las noches para confirmar los datos arrojados por el mapa.S.:¿Cuáles fueron los sitios visitados?G.P.: La Sierra Nevada de Santa Marta, Riohacha en la Guajira, Villa de Leyva en Boyacá, el Desierto de la Tatacoa, Murillo en el Tolima y por último vereda que se llama La Bricha, en el municipio de Macaravita, entre Boyacá y Santander. S.: ¿Cuánto tiempo estuvieron en cada lugar?G.P.: Estuvimos una semana y tratamos de estar en dos temporadas. Una en agosto y la otra en marzo.S.: ¿Cuáles fueron las conclusiones de estas vistas?G.P.: Que la vereda La Bricha es el lugar más indicado para construir un observatorio. Este punto tiene alrededor de 90 noches despejadas en el año y además cumple con las características necesarias de altura, vientos, etc. Pero hay que tener en cuenta que no pudimos visitar todos los lugares, por lo tanto los resultados no son cien por ciento concluyentes.
Los picos de la Sierra Nevada del Cocuy vistos desde la vereda La Bricha. Foto: Giovanni Pinzón.S.: ¿Qué otros aspectos fueron determinantes para seleccionar la vereda La Bricha?G.P.: A pesar de ser un lugar pequeño que no tiene más de cuatro calles y de ser azotado durante muchos años por la violencia, su gente, que por cierto es muy amable, se encuentra organizada y quiere que el observatorio se construya ahí, para promover el turismo en la región. Además, es un lugar bellísimo desde donde se pueden ver todos los 13 picos de la Sierra Nevada del Cocuy.S.: ¿Por qué no fue escogida La Guajira si casi todo el año su cielo está despejado?G.P.: Este lugar es muy bueno y es muy seco. Tiene condiciones realmente favorables, lo que pasa es que por estar al nivel del mar posee mucha atmosfera y sus vientos son muy fuertes, lo que afecta la calidad de las imágenes astronómicas.S.: Establecido el lugar, ¿qué sigue para el proyecto?G.P.: Nuevamente, presentamos un proyecto a Colciencias para financiar la segunda fase, que consiste en monitorear los cielos de la Sierra Nevada de Santa Marta y de La Bricha durante un año, con equipos permanentes para confirmar el número de noches despejadas.S.: ¿Qué esperan al terminar la segunda fase?G.P.: Tocar puertas para logar financiación para la construcción del Observatorio. Como afirma el profesor Ignacio Ferrín del pregrado en Astronomía de la Universidad de Antioquia, necesitaríamos conseguir lo que cuesta medio helicóptero Black Hawk, alrededor de unos 10 millones de dólares.S.: ¿Cómo imagina el Observatorio para Colombia?G.P.: Como un centro de investigación para el trabajo y desarrollo científico de todos los grupos dedicados a este tema. Un lugar equipado con tres telescopios, uno óptico de 2.5 metros de diámetro, uno de radio, y otro espacial. Aunque no lo crea un telescopio espacial no es tan caro y lo podríamos ensamblar en el país. Además imaginamos un lugar donde puedan ir visitantes de la zona y turistas a experimentar la ciencia y todo lo que tiene el espacio por mostrar.
La Vía Láctea vista desde Villa de Leyva. Foto: Giovanni Pinzón.