Los niveles elevados de azúcar (glucosa) en la sangre causan diversas complicaciones de salud, especialmente cardíacas, pero también es posible que afecten órganos como los riñones y los ojos, además de los nervios.
En muchas ocasiones, la resistencia a la insulina es una de las causas que deriva en los aumentos de la glucosa. Esto se produce cuando los músculos, grasa e hígado no responden bien a esta hormona, que es la encargada de ayudar a que el azúcar entre a las células, donde se usa para obtener energía, explica el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos.
Como resultado, el páncreas produce mayor cantidad de insulina para que la glucosa ingrese a las células. Mientras esto suceda sus niveles se mantendrán en un rango saludable, de lo contrario la persona corre el riesgo de padecer de prediabetes e incluso diabetes tipo 2.
En este sentido, el portal Healthline indica que un diagnóstico de resistencia a la insulina es una señal de alerta temprana para evitar esta enfermedad crónica. Los expertos aseguran que es posible prevenir la diabetes al mantener un estilo de vida saludable, llevando una dieta equilibrada y haciendo ejercicios de manera regular.
Pitahaya para regular la glucosa
La alimentación es determinante para evitar que la glucosa se suba y más si hay resistencia a la insulina. La dieta debe incluir muchas frutas y verduras, así como alimentos integrales. Dentro de las opciones de frutas que ayudan en el propósito de regular la glucosa está la pitahaya.
El portal de bienestar y salud Tua Saúde indica que este alimento, principalmente cuando es de color rojo, aporta propiedades antidiabéticas debido a que es rica en antioxidantes, como la betacianina, y fibras las cuales ayudan a disminuir la resistencia a la insulina y a regular el azúcar en la sangre, previniendo enfermedades como la diabetes y mejorando condiciones como la prediabetes.
Información del diario español 20Minutos, indica que hay estudios que han demostrado que la pitahaya ayuda significativamente contra el estrés oxidativo o la rigidez aórtica, complicaciones que en muchas oportunidades están relacionadas con la diabetes.
Este medio digital cita un análisis publicado en la revista Plos One, el cual concluyó que estudios en animales demostraron un vínculo potencial entre el consumo de este fruto y un mejor control de la diabetes. Esto se debe a que estimula el crecimiento de células pancreáticas que producen la insulina. “Tras probarlo en personas con diabetes o prediabetes se comprobó que el efecto de la fruta del dragón sobre la glucosa plasmática en ayunas en personas con prediabetes fue significativo”, precisa.
Dado que es beneficiosa para bajar el azúcar, es importante evitar su ingesta en conjunto con los medicamentos para tratar la diabetes, pues podría causar una hipoglucemia, que se caracteriza por los niveles bajos de glucosa.
Además de esta fruta hay otras que aportan importantes cantidades de fibra y que ayudarían a controlar la diabetes o mejorar la condición con la insulina. En la lista de incluyen las manzanas, bayas (arándanos, fresas, moras, frambuesas); bananos, uvas, ciruelas y melocotones o duraznos.
Síntomas de resistencia a la insulina
Al comienzo de su desarrollo, la resistencia a la insulina generalmente no produce señales, sino que estas empiezan a evidenciarse con el tiempo como consecuencia de los altos niveles de glucosa en la sangre, asegura el portal Top Doctors, de España. Dentro de los síntomas se incluyen:
- Hambre extrema o incluso después de comer.
- Hormigueo en las manos y pies.
- Cansancio.
- Infecciones recurrentes.
- Dificultad para concentrarse.
- Hipertensión arterial.
- Niveles altos de colesterol.
- Aumento de peso, especialmente en el abdomen.
¿Quiénes son más propensos a desarrollar resistencia a la insulina?
Las personas que tienen factores de riesgo genéticos o de estilo de vida tienen más probabilidad de desarrollar resistencia a la insulina o prediabetes, de acuerdo con los expertos y aquí se incluyen quienes tienen:
- Sobrepeso u obesidad
- Edad de 45 años o mayor.
- Un padre o madre, hermano o hermana con diabetes.
- Inactividad física.
- Condiciones de salud tales como presión arterial alta y niveles anormales de colesterol.
- Un historial de diabetes gestacional.
- Un historial de enfermedad cardíaca o accidentes cerebrovasculares.
- Síndrome de ovario poliquístico, también llamado SOP.