La Organización Mundial para la Salud (OMS) asegura que en el 2020 casi 10 millones de personas murieron a causa de cáncer alrededor del mundo, siendo el de mama, pulmón y colon los más comunes.
Aunque los factores de riesgo más evidentes son el consumo de cigarrillo, tabaco, inactividad física, y dieta deficiente en vitaminas. Existen otras situaciones que pueden incidir en su desarrollo, por ejemplo, en el cáncer de mama, los golpes en los senos.
De acuerdo con la doctora Vanessa Prowler de Lakeland Regional Health, un golpe o lesión en una mama puede provocar un bulto en la zona, convirtiéndose en un hematoma debido al quebrantamiento de los vasos sanguíneos.
Sin embargo, aunque se cree que estas lesiones podrían incidir en un cáncer de mama, la profesional asegura que no es así; pero, se debe consultar con un médico para llevar a cabo una mamografía anual, o un examen rutinario para hacerle seguimiento a dicha lesión.
“Debe hablar con su médico si el dolor o la hinchazón de los senos después de la lesión empeora en lugar de mejorar; la piel se pone roja, espesa o caliente al tacto; el seno se abre y comienza a filtrar líquido; tiene fiebre/escalofríos; y/o secreción sanguinolenta del pezón”, señala Prowler.
Lo anterior lo corrobora la Clínica Las Condes, que asegura que los golpes en los senos no provocan cáncer, sin embargo, una mujer lo detecta al palpar dichos bultos en sus mamas. Además, aclara que la lactancia no necesariamente reduce el riesgo de cáncer.
Cáncer de mama
El cáncer de mama es una de las afecciones que más aqueja a las mujeres, ya que de manera irregular se reproducen las células malignas.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) el cáncer puede originarse en cualquier parte de la mama, ya sea en el tejido conectivo, en los lobulillos y en los conductos.
Es entonces que se conoce el cáncer de mama como una enfermedad en general, pero de ella se derivan otros tipos como, el de mama inflamatorio, de mama recurrente, carcinoma ductal in situ, entre otros.
Los síntomas más comunes y por el que las instituciones de salud internacionales y nacionales instan al género femenino a un autoexamen es por la aparición de bultos; cambios en el tamaño de las mamas o en el pezón; inflamación en los pechos; o el enrojecimiento, todo ello para descartar un cáncer.
El factor de riesgo que más se destaca en este cáncer es que las mujeres son más propensas que los hombres para contraerlo. Es relevante mencionar que el género masculino también puede desarrollar un tipo de cáncer de mama, siendo los antecedentes familiares y los genéticos los que inciden en su aparición.
El hábito que reduce el riesgo
Ninguna actividad puede eliminar las probabilidades del desarrollo de cualquier enfermedad, más, sin embargo, si las puede reducir.
El ejercicio no solo es una actividad física que fortalece el cuerpo, sino que contribuye en mejorar la salud mental, al punto de tener la capacidad de reducir los factores de riesgo de afecciones como el cáncer de mama.
El Instituto Nacional del Cáncer asegura que una mujer que sea diagnosticada con cáncer puede sobrevivir más si en sus hábitos incluye rutinas físicas, asegurando que quienes practican ejercicio con regularidad y son diagnosticados con esta enfermedad mitigan las probabilidades no solo de que estos tumores vuelvan sino de incrementar su esperanza de vida.
“La carga de enfermedad que representa el cáncer de mama es desproporcionadamente mayor en los países en vías de desarrollo, donde la mayoría de las muertes por cáncer de mama ocurren prematuramente, en mujeres menores de 70 años”, precisa la Organización Panamericana de Salud (OPS).