Los científicos siempre han querido conocer a profundidad el comportamiento sexual humano y para lograrlo los expertos en el tema, desde Alfred Kinsey hasta Shere Hite, han recurrido a las encuestas. Pero todos ellos se han enfrentado a una situación que obstaculiza llegar a la verdad: la gente no dice la verdad cuando habla de sexo y no solo a los encuestadores sino a los amigos, a los amantes, a los médicos e incluso a ellos mismos. Consciente de esta limitante, Seth Stephens-Davidowitz, un matemático y Ph.D. en Economía de la Universidad de Harvard, pensó que una manera más efectiva de sacar información veraz sobre este espinoso tema era analizar los datos de Google, el oráculo donde hoy la gente acude a resolver todo tipo de inquietudes, desde las más sofisticadas hasta las que más generan vergüenza. Esto es posible gracias a que cada vez que navegan por internet, las personas van dejando rastros de sus recorridos, de lo que ven, de lo que les gusta y de lo que no les gusta, y se ha llegado a la conclusión que con esos datos se obtiene información más confiable sobre el comportamiento humano. “Solos, frente a su computador, las personas no tienen incentivos para mentir”, dice el experto. La primera mentira que el experto captó responde a una cuestión básica: la frecuencia de las relaciones sexuales. En el General Social Survey, uno de los estudios más ambiciosos para conocer los cambios de comportamiento en mayores de 18 años, los hombres reportan tener 63 actos sexuales al año y usar condón en 23 por ciento de ellos, lo que implicaría que utilizan alrededor de 1.600 millones de unidades de este adminículo; las mujeres, por su parte, dicen tener 55 relaciones al año y usar condón en 16 por ciento de ellas. Para Stephens-Davidowtiz eso demuestra que mienten, porque según Nielsen en Estados Unidos no se venden más de 600 millones de condones al año. Según los datos de Google las personas solo tendrían en realidad 30 encuentros sexuales al año, es decir, una relación sexual cada 12 días. Aún más, el investigador encontró que la falta de sexo es la queja más predominante de los casados, pues las búsquedas bajo la categoría ‘matrimonio sin sexo’ superan más de 3 veces las de ‘matrimonio infeliz’ y es ocho veces más común que la de ‘matrimonio sin amor’. Según el experto, “hay 16 veces más consultas por un esposo o esposa que no quiere tener sexo que por falta de comunicación”. La búsqueda que acompaña la expresión ‘relación sin sexo’ resultó ser tres veces más frecuente que la de ‘relaciones infelices o malas’. Los hombres se quejan más que las mujeres por la falta de pasión en sus relaciones, aunque la diferencia entre los casados es muy poca. En cambio, los hombres solteros indagan más por este tema que las solteras con 805 preguntas bajo la categoría ‘mi novia no quiere tener sexo’ frente a 413 de ellas. Todo lo anterior demuestra que tanto las parejas de casados como las de solteros están divirtiéndose muy poco bajo las sábanas. Y las que lo hacen están preocupadas por temas como la eyaculación precoz, que inquieta sobre todo a los hombres. En efecto, su segunda pregunta más común en Google es cómo hacer que el acto sexual dure más. Lo curioso es que las mujeres se preocupan por lo contrario: cómo lograr que el hombre tenga un orgasmo más rápido. Para sorpresa del investigador, “la más frecuente molestia de las mujeres con relación al orgasmo de su pareja es por qué no sucede”. La disfunción eréctil es también un tema de consulta frecuente. En la mitad de las ocasiones tiene que ver con problemas médicos como diabetes y problemas del corazón y la otra mitad con temas psicológicos como la obsesión, el exceso de deseo y el nerviosismo. El tamaño del miembro viril también es una de las principales preocupaciones de los hombres. “Esta ansiedad es muy profunda”, relató el experto pues al analizar las búsquedas sobre partes del cuerpo, la que comienza con ‘mi pene es…’ le ganó en frecuencia y con ventaja a otros órganos del cuerpo incluidos el corazón, los ojos, el estómago, la nariz y la cabeza. “Por cada 100 peguntas sobre el pene había apenas una sobre el cerebro”, reporta el estudio. En este tema, los hombres se inquietan más comúnmente por el tamaño pues las preguntas van desde ‘cómo hacer crecer al pene’ hasta ‘por qué mi pene es tan pequeño’. La primera, obviamente, lidera la lista de búsquedas relacionadas con cómo lograr algo, muy por encima de cómo afinar una guitarra o cambiar una llanta. Frente al tema del envejecimiento, la pregunta más común no es sobre el deterioro de la mente sino si el pene se encoge con la edad. Paradójicamente, a las mujeres les vale cinco el tema y también en esta ocasión su preocupación es la contraria. Por cada 170 búsquedas de los hombres acerca del tamaño del pene, las mujeres apenas hacen una. Y paradójicamente en la mayoría de los casos la consulta gira alrededor del dolor que produce un miembro viril demasiado grande. La palabra dolor, en efecto, es la que más acompaña las búsquedas sobre la relación sexual en las mujeres, por encima de categorías como sangrado o llanto durante el sexo. Como dato sorprendente ellas se preguntan más por la cola que por la vagina. El interés por esta parte del cuerpo ha ido creciendo en los últimos cuatro años, al parecer debido a la exposición en los medios de mujeres como Jennifer López, Sofía Vergara y Kim Kardashian, todas bien dotadas en la retaguardia. Si bien hace cuatro años la pregunta más común en Google era cómo hacer esta parte del cuerpo más pequeña, en 2014 fue tres veces mayor la de cómo aumentarla. Y no solo eso, la preocupación por la cola grande está alcanzando la de los senos voluminosos. “Por cada cinco búsquedas sobre implantes de seno, hay una sobre implantes de cola”, revela el científico. En eso sí coinciden hombres y mujeres. A ellos les gustan las mujeres voluptuosas, según Google, pues en las búsquedas por internet de porno y mujeres con grandes colas los clics son en su gran mayoría para ‘big butt’ (cola grande) y ‘big tits’ (senos grandes), aunque todavía no supera la fascinación de los hombres por estos. Los hombres están divididos frente a si quieren los senos naturales o no, pues cuando preguntan a Google sobre el tema, la mitad quiere saber cómo persuadir a sus parejas de que se hagan el aumento y la otra mitad pregunta confundida por qué su pareja quiere agrandárselos. Según Google, no pocas esposas tienen sospechas sobre una inclinación sexual clandestina de sus parejas. De todas las búsquedas que comienzan con la frase ‘es mi esposo...’, ‘homosexual’ es la palabra más común que sigue a continuación, superando incluso a ‘infiel’ y ‘alcohólico’. Es diez veces más frecuente que la pregunta ‘está mi esposo deprimido’. “La evidencia sugiere que una gran cantidad de gais están casados con mujeres”, señala. Stephens-Davidowitz. Según el estudio, por las mediciones de Google se podría llegar a la conclusión de que el 5 por ciento de la población del mundo es homosexual y no el 10 por ciento como se dice con frecuencia. Con toda esta información el investigador, que confiesa no ser experto en sexualidad, observa que hay mucha neurosis, inseguridad y ansiedad entre las personas y lo peor es que muchas de sus preocupaciones no tienen fundamento. No todo el mundo está de acuerdo con la teoría de que las consultas en Google constituyen una prueba más confiable que la de una encuesta profesional. Son más una muestra parcial que una prueba definitiva. Por ejemplo, la frecuencia sexual de una vez cada 12 días, que se deduce del estudio, no corresponde con la opinión de ningún experto sobre el tema. Todas las encuestas realizadas demuestran una frecuencia mayor que esa o el extremo de cero vida sexual. Sin embargo, el ejercicio hecho por el Ph. D. en todo caso es muy interesante. De Google se sabían muchas cosas, pero Stephens-Davidowitz revela una novedad: que ese buscador es el verdadero psiquiatra de todos lo que no quieren o no pueden pagar por uno. Y sin necesidad de disfrazar la realidad.