La grafología es una técnica que estudia las características psicológicas de las personas a través de su escritura. Cada individuo tiene una forma diferente de escribir y utiliza una serie de patrones que, por medio de este método, se pueden analizar para posteriormente sacar conclusiones en relación a su personalidad.
En el mundo no existen dos personas que redacten exactamente igual y esto, en buena medida, se debe a que cada uno responde a una conexión a la hora de escribir entre sus centros nerviosos superiores (cortical y subcortical). Al igual que la manera de andar y la gestualidad, el texto puede definir a cada individuo. Como dijo Matilde Ras, una de las pioneras de la grafología en España, “la escritura es el espejo encantado donde se refleja la faz misteriosa del alma”.
Letra grande o pequeña
Algunos de los rasgos que estudia la grafología es el tamaño de las letras, el cual determina, según esta técnica, el grado de expansión del sujeto y de su autoestima. Si la escritura es muy grande, detalló el medio 20 minutos, “corresponde a personas que tienen una necesidad imperiosa de llamar la atención, de que todo el mundo esté pendiente de ellas. Son personas que se sienten muy importantes con respecto a los demás”.
Por el contrario, si el texto es muy pequeño se puede asociar con alguien que tiene un bajo concepto de sí mismo, es algo huraño y presenta rasgos de introversión o ensimismamiento.
La presión al escribir y la inclinación
Otro patrón interesante es el de la presión con el lapicero. Los grafólogos concuerdan en que una persona que aplica trazos suaves tiende a ser alguien sensible, mientras que los que oprimen mucho el pulso pueden ser mucho más comprometidos con los demás. Por otro lado, quienes tienen un trazo profundo revelan características de nerviosismo.
El portal especializado Mundo Psicólogos añadió que la inclinación de las letras también ofrece datos determinantes para analizar la redacción. Si las letras de las palabras se recuestan hacia la derecha esto habla de una persona comunicativa. Si se escribe inclinando las letras hacia la izquierda se puede deducir que es un ser humano más bien tímido y reservado.
La velocidad
La cantidad de letras por minuto que alguien apunta sobre el papel tiene que ver con el ritmo de pensamientos y la velocidad con que reacciona ante estímulos externos, subrayó 20 minutos.
Alguien que escribe hasta 100 palabras por minuto puede relacionarse con algo de lentitud en los procesos de asimilación. Es decir, son individuos cuidadosos y realistas.
En la otra orilla, las personas que redactan más de 135 palabras por minuto se caracterizan por tener pensamientos rápidos pero presentan señales de impaciencia y posible descontrol.
En este orden de ideas, el grafólogo español Jaime Tutusaus Lóvez concluyó que la escritura tiene unas constantes, producto de las vivencias, los traumas y las experiencias que haya tenido cada ser humano. “En la escritura se gestan cambios futuros y asimismo, se acumulan biografía, fisiología y la influencia poderosa del inconsciente”.