Los resfriados y la gripa suelen ser dos afecciones que la personas confunden. Aunque tienen síntomas en común, son diferentes. Las personas pueden sufrir un resfriado varias veces cada año y tener gripa una vez en varios años.
El virus de la gripa (influenza) puede transmitirse al estar en contacto con gotas pequeñas de tos o estornudos de alguien que la tenga. Asimismo, al tocar objetos que tengan el virus y luego tocarse los ojos, boca o nariz.
“Las personas que tienen el virus probablemente sean contagiosas aproximadamente desde el día antes a cinco días después de que se presenten los síntomas. Los niños y las personas con el sistema inmunitario debilitado quizás sean contagiosos por un tiempo un poco más largo”, señala Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.
La Organización Panamericana de la Salud explica que “las personas con mayor riesgo de enfermedad grave o complicaciones son las embarazadas, los menores de 59 meses, los ancianos y los pacientes con enfermedades crónicas (cardíacas, pulmonares, renales, metabólicas, del desarrollo neurológico, hepáticas o hematológicas) o inmunodepresión (por VIH/sida, quimioterapia, corticoterapia o neoplasias malignas)”.
Los síntomas de la gripa incluyen:
- Fiebre mayor que 100 °F (38 °C).
- Goteo o congestión nasal.
- Dolor de cabeza.
- Dolores musculares.
- Escalofríos.
- Fatiga.
¿Cuándo se debe acudir a un centro médico?
En caso de tener gripa y pertenecer al grupo de mayor riesgo, se debe ir a un centro médico para recibir la atención profesional correcta y evitar complicaciones en la salud. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades también indican que se debe ir a urgencias en caso de presentar los siguientes síntomas:
Niños
- Respiración acelerada o problemas para respirar.
- Coloración azulada en los labios o el rostro.
- Se expande la caja torácica al respirar.
- Dolor de pecho
- Dolor muscular intenso (el niño se rehúsa a caminar).
- Deshidratación (no orina por 8 horas, tiene la boca seca y al llorar no tiene lágrimas).
- No está alerta ni interactúa cuando está despierto.
- Convulsiones.
- Fiebre por encima de los 104 °F.
- En el caso de niños menores de 12 semanas, cualquier cuadro febril.
- Fiebre o tos que mejora pero reincide o empeora.
- Agravamiento de las afecciones crónicas.
Adultos
- Dificultad para respirar o falta de aire.
- Dolor o presión constante en el pecho o abdomen.
- Mareos persistentes, confusión, dificultad para despertarse.
- No orina.
- Dolor muscular intenso.
- Debilidad o inestabilidad intensa.
- Fiebre o tos que mejora pero reincide o empeora.
- Agravamiento de las afecciones crónicas.
Cualquier persona que tenga gripa puede sufrir varias complicaciones de salud. Sin embargo, aquellas que tienen afecciones crónicas o pertenecen a un grupo de riesgo tienen mayor probabilidad. Algunas de las complicaciones pueden ser neumonía, encefalitis, meningitis o convulsiones.
Prevención
La vacuna contra la influenza es el paso más importante para proteger contra este virus. Asimismo, es una herramienta para “para reducir la carga de casos, hospitalizaciones y muertes por influenza para el sistema de atención médica todos los años”, señalan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Según estos centros, todas las personas mayores de seis meses de edad deben vacunarse cada temporada, especialmente aquellas que pertenecen a población de riesgo.
Recomendaciones para subir las defensas
La Secretaría de Salud de Bogotá brinda algunos consejos para fortalecer el sistema inmune:
Consumir alimentos ricos en vitamina C
La vitamina C tiene efectos positivos para el organismo. Uno de ellos es que ayuda al sistema inmune a defenderse de infecciones. Puede encontrarse en la guayaba, naranja, mandarina, tomate y kiwi.
Alimentos ricos en vitamina A
Esta vitamina se puede adquirir en alimentos de origen animal y vegetal, como el hígado, productos lácteos o frutas de color amarillo o naranja.
Alimentos que contengan vitamina B
El conjunto de vitaminas B ayudan a las células del cuerpo a generar la energía obtenida a través de los alimentos. Los alimentos ricos en esta vitamina son cereales integrales, avena, trigo, maní, carne de cerdo, pescado y verduras de hoja verde.