La ansiedad es un sentimiento de miedo, temor e inquietud. El instituto de investigación Mayo Clinic indica que presentar esta sensación de modo ocasional es una parte normal de la vida; sin embargo, si se vuelve frecuente es posible que ocasione graves afectaciones en la cotidianidad.
En ciertas ocasiones, los efectos de convivir con la ansiedad pueden derivar, por ejemplo, en malos hábitos alimenticios, de los que muchas veces las personas no son conscientes y comen no porque tengan hambre o sientan una necesidad física, sino que lo hacen para saciar un tema emocional.
Una publicación de la revista Muy Saludable, de la compañía de salud Sanitas, explica que a este tipo de trastorno se le llama hambre emocional y está relacionado con los conflictos anímicos y las emociones que, al no saber resolverlos, alteran el estado natural del organismo.
“El hambre emocional se caracteriza porque la persona que la padece siente una gran necesidad de comer, la cual aparece de forma impulsiva e incontrolada”, precisa la citada fuente.
Las razones detrás de este padecimiento son diversas y una de ellas está muy relacionada con baja autoestima. Las personas que enfrentan esta problemática y se sienten inseguras, cuando les acecha la incertidumbre y la sensación de vacío, procuran llenarlo, en diversas ocasiones, con la comida.
También incide la mala gestión de las emociones, las cuales tienen un peso muy importante en la ansiedad por comer o en cualquier otro tipo de trastorno alimenticio, precisa el Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP).
Para mantener unas condiciones saludables es importante controlar estos desórdenes y para ello existen algunas técnicas que pueden dominar la ansiedad por comer.
Ejercicio: Practicar actividad física es una de las mejores formas de disminuir la tensión acumulada, lo que calmará el estado de ánimo y quitará la ansiedad, evitando que la persona sienta necesidad de comer sin tener hambre.
Aprender a gestionar las emociones: Según los expertos, es esencial no reprimir y guardar las emociones negativas, sino percibirlas como señales internas de que hay algo que se debe cambiar o mejorar, precisa el portal Psicología y Mente.
Meditar: Aprender a meditar puede ser resultar benéfico a la hora de combatir la ansiedad por comer. Esta práctica no solo contribuye a reconocer las emociones, sino que induce un estado de relajación que ayuda a controlar las emociones, precisa una publicación de la revista Mejor con Salud, escrita por Daniela Echeverri castro.
Este artículo cita un estudio compartido en Eating Behaviors, según el cual programas como el mindfulness coadyuvan en el tratamiento del trastorno por atracón (apetito desenfrenado) y la alimentación emocional.
Otras recompensas: La comida no debe ser la única recompensa en la que se puede pensar para hacerle frente a las crisis emocionales. Es importante recurrir a actividades que llenen y satisfagan de forma similar, pero sin las consecuencias negativas de comer de manera compulsiva.
Dormir bien: Cuando una persona no duerme las horas suficientes es posible que se sienta cansada e irritable y también tiene un efecto directo sobre el organismo, pues aumenta los niveles de hambre. Lo ideal es dormir mínimo ocho horas cada noche.
Consumir mucha fibra: Este nutriente hace que el organismo se sienta saciado por lo que evita que la persona quiera estar ingiriendo alimento de manera permanente, así emocionalmente sienta esa necesidad.
Evitar bebidas excitantes: Alimentos como el café, té y bebidas gaseosas azucaradas normalmente ayudan a que la persona se sienta activa cuando las consume. Sin embargo, esa activación puede transformarse en más ansiedad, por lo que es importante evitar su ingesta. En cambio, tomar un vaso de leche la controla, de acuerdo con el portal Saber Vivir de España.
Más serotonina: Conocida como la hormona de la felicidad, la falta de serotonina en el organismo genera angustia, irritabilidad y ansiedad, que puede manifestarse hacia la necesidad de comida. Hay alimentos que aumentan sus niveles como la piña, plátanos, espinacas, espárragos y tofu, entre otros, por lo que incluirlos en la dieta es favorable para reducir la ansiedad de comer.