Datos suministrados por la Organización Mundial de la Salud aseguran que la demencia afecta anualmente a 50 millones de personas a nivel mundial, de las cuales, al rededor del 60% viven en países cuyos ingresos son bajos o moderados.
El problema reside en que, anualmente, se registran cerca de diez millones de nuevos casos. A partir de los 60 años, casi un 10% de la población en general puede sufrir de demencia en un determinado momento.
La organización internacional también aseguró que “el número total de personas con demencia alcanzará los 82 millones en 2030 y 152 millones en 2050″. Si a esto se suma que casi 300 millones de personas sufren de depresión actualmente, todo lo que contribuya a mejorar la salud mental resulta fundamental.
Con esto en mente, un equipo liderado por Pamela Rist, Profesora Asistente de Medicina en la Escuela de Medicina de Harvard, realizó un seguimiento durante dos décadas de más de 13.000 voluntarias que tenían una edad promedio de 54 años cuando comenzaron a analizarse los datos. El estudio fue publicado preliminarmente por la Academia Estadounidense de Neurología, y se presentará de modo formal en su congreso anual en abril de 2023.
Para la experta, “dado que ahora se sabe que la demencia puede comenzar en el cerebro décadas antes del diagnóstico, es importante que las personas aprendan más sobre cómo los hábitos en la mediana edad pueden afectar el riesgo de demencia en la vejez. La buena noticia es que elegir un estilo de vida saludable puede reducir el riesgo de demencia más adelante en la vida”.
¿A qué hace referencia un estilo de vida saludable?
De acuerdo con Rist, dicho estudio reconoce siete factores de salud cardiovascular y cerebral, conocidos como ‘Life’s Simple 7′ por sus siglas en inglés, investigación realizada por la Asociación Cardíaca de Estados Unidos.
Las conductas que se refieren a una vida saludable constan de: estar activo, tener una alimentación sana, mantener un peso saludable, no fumar, mantener una presión arterial saludable, controlar el colesterol y tener un nivel bajo de azúcar en la sangre.
En lo que a la dieta saludable se refiere, los autores del estudio mencionan la importancia de mantener una ingesta recomendada con al menos siete de los 12 grupos de alimentos: frutas, verduras, pescado, carne, lácteos, sal, aceite, huevos, cereales, legumbres, nueces y té.
El equipo de Rist le otorgó un punto a cada uno de los mencionados factores. Al iniciar el estudio, la puntuación media fue de 4,3 y de 4,2 a los 10 años. Después de ajustar factores como la edad y la educación, los investigadores encontraron que por cada aumento de un punto, el riesgo de demencia disminuía en un 6 %. Es importante mencionar, que los actuales resultados coinciden con los publicados en el Periódico de medicina Británica unos meses atrás.
Sin embargo, existen algunas diferencias. Por ejemplo, en este caso se analizó durante una década la salud de 29.000 adultos mayores de 60 años (hombres y mujeres). Los autores, liderados por Jeffrey Cummings profesor de investigación de la Universidad de Nevada en Estados Unidos, señaló la importancia de la memoria y de la interacción social a la hora de reducir los riesgos de demencia. Y el impacto sería muy importante: “las personas con cuatro a seis conductas saludables tenían casi un 90 % menos de probabilidades de desarrollar demencia o deterioro cognitivo leve en comparación con las que tenían menos salud, señala el equipo de Cummings”, mencionó en experto.
A manera de conclusión, Pamela Rist, Profesora Asistente de Medicina en la Escuela de Medicina de Harvard, mencionó que “puede ser fortalecedor para las personas saber que al tomar medidas como hacer ejercicio durante media hora al día o mantener la presión arterial bajo control, pueden reducir el riesgo de demencia”.