La actividad física que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía, es muy beneficiosa para la salud. La organización señala que esta puede mejorar el estado muscular y cardiorrespiratorio, la salud ósea y funcional, reducir el riesgo de hipertensión, cardiopatías coronarias, accidentes cerebrovasculares, diabetes, varios tipos de cáncer (entre ellos el cáncer de mama y el de colon) y depresión, reducir el riesgo de caídas, así como de fracturas de cadera o vertebrales y, ayuda a mantener un peso corporal saludable.

Adicional, la revisa española ¡Hola! reveló “un estudio que fue publicado por la revista especializada JAMA Int Med en el que el docente Juan Pablo Rey-López concluyó que el hacer ejercicio en el fin de semana por falta de tiempo o conveniencia favorece en la misma medida la longevidad que el realizarlo entre semana”.

Sin embargo, la OMS explicó que a nivel mundial, uno de cada cuatro adultos no alcanza los niveles de actividad física recomendados que, según la Organización, deberían realizar actividades físicas aeróbicas moderadas durante al menos 150 a 300 minutos o actividades físicas aeróbicas intensas durante al menos 75 a 150 minutos, o una combinación equivalente de actividades moderadas e intensas a lo largo de la semana.

De hecho, la Organización señaló que indicó que las personas con un nivel insuficiente de actividad física tienen un riesgo de muerte entre 20 % y 30 % mayor en comparación con las personas que alcanzan un nivel suficiente de actividad física.

No obstante, al momento de hacer ejercicio las personas se preguntan cuál es la mejor hora para hacerlo y los expertos aseguran que es una cuestión de preferencia, gusto y horarios, pero lo importante es cumplir con los objetivos diarios.

De todos modos, unos expertos señalaron que hacer ejercicio en la noche tiene grandes beneficios para la salud, pues reduce el estrés del día y por tal motivo mejora la calidad del sueño, pero es importante señalar que el deporte no puede ser muy intenso, pues el entrenamiento de alta intensidad, el levantamiento de pesas, el ciclismo o la natación lo que ocasiona es aumentar la temperatura corporal, acelerar la frecuencia cardiaca y estimular el sistema nervioso, lo cual dificulta el proceso de dormir, según explicó la Revista Glamour.

De otro lado, para otros entrenadores la mejor hora para entrenar es en la mañana, ya que no existirán excusas para no realizarlos, porque es la primera actividad del día y no se podrá aplazar por imprevistos como mucho trabajo o cansancio.

Por su parte, el ejercicio debe estar acompañado de un buen plan de alimentación que esté balanceado y, de una buena hidratación.

Respecto a la alimentación debe incluir:

  • Menos del 10 % de la ingesta calórica debe proceder del total de azúcares libres, que equivale a 50 gramos (o unas 12 cucharaditas rasas) en el caso de una persona con un peso corporal saludable que consuma aproximadamente 2.000 calorías al día, aunque para obtener beneficios de salud adicionales lo ideal sería un consumo inferior al 5 % de la ingesta calórica total.
  • Menos del 30 % de la ingesta calórica diaria debe ser de grasas. Además, la OMS sugiere reducir la ingesta de grasas saturadas a menos del 10 % de la ingesta total de calorías, y la de grasas trans a menos del 1 %.
  • Menos de cinco gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día. La sal debería ser yodada.

De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.