Medicamente, el mal olor en el aliento se llama halitosis. Es un problema de salud social asociado normalmente a una mala higiene bucal o, en algunos casos, por enfermedades en la cavidad oral.
Es una situación más frecuente de lo que se cree. Según el informe ‘Halitosis: diagnóstico y tratamiento en Atención Primaria’ de la revista médica Medifam, el 30 % de los adultos mayores de 60 años han tenido mal aliento. Una de las características de la halitosis es que las personas que lo tienen no pueden percibir el olor. El 58 % de los pacientes con mal aliento lo saben cuando un tercero se los informa, mientras que un 24 % sí lo nota por sí mismo, pero también lo confirman por otros y el 18 % restante solo es percibido exclusivamente por ellos mismos.
Si la halitosis solo se presenta un día, es ocasionada por una relación inversa del flujo de saliva, la cual disminuye en la noche. Sin embargo, si empieza a ser constante en el mes, estará empeorándose a medida que no se administre. En el caso de las mujeres, la mala higiene hará que en medio de la menstruación, el aliento se complique.
Principalmente, se notará al momento de hablar. “El típico paciente que consulta suele ser de clase media-alta, que lo aqueja desde hace años, por lo que ha consultado ya a varios especialistas y ha intentado varios tratamientos. Muchos pacientes sufren más de un diagnóstico o cirugía (endoscopia de senos, amigdalectomía, gastroscopia o broncoscopia) por este motivo”, indica el informe.
El mal olor procedente de la cavidad oral se debe a la acción de bacterias localizadas principalmente en el dorso de la lengua (en el 90 % de los casos) y en el surco gingival. La gran extensión lingual y su estructura papilada hace que se retengan en ella gran cantidad de restos de comida y desechos, cuya descomposición por la población microbiana presente, origina el mal olor principalmente mediante la producción de Compuestos Volátiles de Sulfuro (CVS).
La higiene correcta es importante, debido a que en una boca sana, los restos celulares pasan a la saliva y son digeridos, por lo que las bacterias no disponen de tiempo para realizar su acción putrefactiva y no se produce halitosis. La saliva lubrica y oxigena la cavidad oral, y posee propiedades antimicrobianas; por tanto, la cantidad y calidad de la saliva son importantes. Así, en los pacientes con xerostomía (producción de saliva disminuida) aumentando la posibilidad de producción de CVS, y con ello el mal olor.
El mal olor se relaciona también con la densidad y características de las bacterias presentes en la lengua y en la cavidad oral. Así, en pacientes con halitosis hay mayor proporción de anaerobios y menor de flora facultativa (presente hasta diez veces más que en una boca sana). Se han identificado varios patógenos causantes de enfermedad periodontal y gingivitis.
Causas
Higiene oral deficiente: con caries, sarro y restos de comida que permiten el crecimiento bacteriano. Una caries simple no tiene por qué producir olor, pero sí puede originarlo una caries de gran tamaño con acúmulo de comida. Cualquier lugar donde exista acumulación y putrefacción puede ser origen de halitosis. La lengua es la localización de la mayor parte de las bacterias anaerobias en la boca, y producen la mayoría del mal olor.
Reconstrucciones dentales deterioradas: Daños en puentes, dentaduras postizas y materiales protésicos.
Enfermedad crónica periodontal y gingivitis: La lengua puede oler peor si existe enfermedad periodontal. Los tres patógenos periodontales (treponema denticola, porphiromas gingivalis y bacteroides forsythus) están asociados con el nivel de halitosis de la boca. Se produce por el deposito de microorganismos orales en la placa de los dientes o en la bolsa periodontal. La presencia de inflamación activa y hemorragia acentúan el proceso de putrefacción. También ocurre por la presencia de abscesos dentarios y fístulas oro-antrales.
Gingivitis ulcerativa necrotizante o infección de Vincent: produce un típico olor metálico. Evoluciona a una rápida gangrena de tejidos orales y faciales en personas debilitadas e inmunodeprimidas.
Estomatitis y glositis resultante de enfermedad sistémica: El mal olor se origina por las fisuras o tejidos desvitalizados y disminución del flujo salival. Las enfermedades son pénfigos, penfigoides, úlceras traumáticas o aftosas, infecciosas.
Candidiasis oral: por el cambio de flora. Suele suceder en casos de infección por VIH, cáncer, diabetes, xerostomía, por uso crónico de antibióticos o corticoides inhalados.
Afectaciones en la faringe: infecciones víricas, bacterianas o fúngicas. También ocurren por úlceras provenientes de cáncer faríngeo primario.
Disfunción parotídea: está asociado a diferentes situaciones, como la parotiditis vírica o bacteriana, absceso parotídeo, sialolitiasis, tumor parotídeo o reacción medicamentosa, así como a enfermedades sistémicas, tales como diabetes, alcoholismo, malnutrición, embarazo, sarcoidosis, leucemia, tuberculosis, enfermedad de Hodgkin o herpes.
Complicaciones en las amígdalas: Existe una halitosis transitoria en la amigdalitis aguda. Ocasionalmente al comprimir una amígdala de aspecto normal, emite un exudado de olor fétido. En las criptas de las amígdalas con amigdalitis folicular crónica se puede ir acumulando secreción en forma de pequeños trozos de milímetros de diámetro; si se presionan tienen un olor pestilente, pero no parecen ser el origen de la halitosis.
Algunos medicamentos: hay medicaciones que producen xerostomía, principalmente en ancianos, como los anticolinérgicos. Los antineoplásicos favorecen la candidiasis oral, el sangrado gingival y las úlceras orales. Las fenotiacidas producen una lengua vellosa que facilita la acumulación de comida y bacterias. Otras medicaciones que causan halitosis son los compuestos iodados, nitrato de amilo, antianginosos (dinitrato de isosorbide), antihipertensivos, antihistamínicos, ansiolíticos, antipsicóticos y antidepresivos.