Perder peso suele ser uno de los objetivos que se plantea un sinfín de personas en el comienzo de un nuevo año; sin embargo, las actividades cotidianas, además del trabajo, pueden suponer para algunos más que un tropiezo que aleja progresivamente ese propósito. Para otros, no es el tiempo el problema sino el estilo de vida sedentario que ‘permea’ el ejercicio.
La alimentación constituye, junto a la actividad física, una recomendación que especialistas no ‘pasan por alto’, dado que si no hay un balance entre ambos mayor dificultad representará observar cambios notorios en el cuerpo. Además, no se trata solamente de un aspecto físico sino de los beneficios que se adquieren para la salud en general.
En aras de encontrar soluciones cercanas y que no requieran mayor esfuerzo, la Universidad de Harvard entregó algunas recomendaciones, de manera que adelgazar sea un objetivo a materializar y con una práctica frecuente. La academia considera que con el hecho de caminar se contribuye a mantener un equilibrio en el peso, pero debe hacerse de forma ‘correcta’.
Las recomendaciones de Harvard
La primera sugerencia de la prestigiosa universidad estadounidense es buscar pendientes para caminar, así el hacer esa práctica “cuesta arriba” contribuye a que se quemen un 13 % de calorías más, según señala El Confidencial sobre ese consejo del plantel educativo.
En segundo lugar, una alternativa favorable podría resultar al incrementar la velocidad del trayecto sin que se llegue al punto de trotar o correr, no hay expresa necesidad. No obstante; lo ideal es que note que su cuerpo sí está haciendo un esfuerzo un poco superior al que siente habitualmente.
Otra recomendación, recopilada por El Confidencial, se basa en buscar ejercicios que aumenten la resistencia y, en esa línea, también la fuerza. Lo anterior estaría en consecuencia con el número de calorías y el propósito de adelgazar.
El cuarto consejo es caminar después de comer; ya que, según ese medio, así se disminuye en parte el riesgo de acumular glucosa “en forma de grasa”. La duración dependerá de la disponibilidad y constancia.
“Caminar puede incluso mejorar su estado de ánimo. Varios estudios han encontrado que es tan efectivo como los medicamentos para disminuir la depresión (...). La tensión comienza a disminuir a medida que el camino se extiende frente a usted. Aumentan los niveles de endorfinas que elevan el estado de ánimo”, explica la Universidad de Harvard en su página de publicaciones sobre salud.
“Para muchas personas, caminar también ayuda a despejar la mente; es posible que incluso encuentre la solución a un problema que lo ha estado molestando (...). Puede promover una mejor comunicación, reducir los problemas de comportamiento y mejorar el rendimiento académico”, añade.
Las ‘bondades’ de una práctica usual
Sumando a los anteriores beneficios, ese centro académico estadounidense apela a algunos estudios de la Universidad de Exeter en los que se halló que caminar, por lo menos 15 minutos al día, puede disminuir los antojos (que incluyen alimentos azucarados). Uno de los momentos en los que aparece esa sensación es ante situaciones de estrés o ansiedad.
El alivio de los dolores articulares es otro de los beneficios, más aún cuando el estilo de vida tiende a ser sedentario; por ejemplo, si se trabaja desde casa la mayor parte del tiempo. Harvard recalca que hacer trayectos a la semana de unos nueve kilómetros puede ayudar a evitar el desarrollo de artritis.
El fortalecimiento de la respuesta inmunológica se sitúa como otra de las ventajas, de acuerdo con otro estudio en el que se encontró que quienes realizan caminatas de al menos 20 minutos, la mayor parte de la semana, cuentan con un 43 % menos de jornadas con gripa (por poner un caso) que aquellos que no.