La enfermedad de la hepatitis se caracteriza por la inflamación del hígado. Aunque frecuentemente se cree que se debe a una infección vírica, también puede tener su origen en otras causas.
De acuerdo con información de la compañía de salud Sanitas, este padecimiento puede generarse de manera inmunitaria, por infecciones víricas que son la tipo A, B, C, D y E, por alcoholismo y por enfermedades hereditarias, como la fibrosis quística, la enfermedad de Wilson o la hemocromatosis.
La hepatitis puede ser aguda y desaparecer con el tratamiento adecuado, o crónica, en cuyo caso puede progresar con el paso del tiempo y causar una cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer de hígado, indica Sanitas.
Los síntomas más frecuentes son: la fatiga, ictericia, fiebre, dolor abdominal, picazón en diferentes partes del cuerpo, náuseas y vómitos, además de pérdida de peso.
El tratamiento depende de la causa y de si se trata de un episodio agudo o crónico, pero en cualquier caso tendrá un componente farmacológico y dietético. En caso de que la causa sea una infección, también se deben adoptar medidas preventivas para evitar el contagio, especialmente cuando el padecimiento es vírico.
Además del tratamiento, la alimentación para los pacientes que sufren de esta enfermedad es clave. A continuación, algunas recomendaciones de los expertos.
Dieta saludable
El portal de salud Tua Saúde, asegura que “esta condición puede afectar la digestión y la absorción de nutrientes, así como su almacenamiento y metabolismo, lo que puede causar deficiencia tanto de vitaminas y minerales como una mala nutrición”.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, las proteínas normalmente ayudan a la reparación del tejido corporal. También previenen la acumulación de grasa y daño a las células hepáticas. Sin embargo, en personas con hígados muy dañados, las proteínas no se procesan apropiadamente. Los productos residuales se pueden acumular y afectar el cerebro.
Por esta razón, los cambios en la dieta de una persona con enfermedad hepática pueden empezar por restringir la cantidad de proteína animal que consume. Esto le ayudará al paciente a reducir la acumulación de productos de desecho tóxicos.
También es importante aumentar la ingesta de carbohidratos para que sea proporcional a la cantidad de proteína que se consume. Lo aconsejable es comer frutas y vegetales, así como proteína magra, leguminosas, pollo y pescado, y evitar los mariscos crudos, de acuerdo con la información de la Biblioteca de Medicina.
Alimentos permitidos
Cuando una persona padece hepatitis es importante considerar la ingesta de una alimentación equilibrada, la cual se debe consumir en pequeñas porciones y debe estar preparada de manera simple, dándole a los platos sabor, por ejemplo, con plantas aromáticas.
Según el portal Tua Saúde, además de frutas y vegetales, en la alimentación de una persona con hepatitis, se puede incluir arroz, pasta, pan blanco, granos, cereales, gelatina, café, pan francés o baguete, leche de arroz y tubérculos.
En el caso de las proteínas, se pueden consumir, pero no en exceso. Las más recomendadas son las carnes blancas y sin piel, como pollo, pavo o pescados bajos en grasas, y en el caso de los lácteos se deben preferir quesos blancos bajos en grasa, yogur natural y leche descremada.
Ayudan al hígado a recuperarse
Otras opciones que pueden incluirse en la dieta diaria y que favorecen la recuperación del hígado debido a sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, depurativas y hepatoprotectoras son el ajo, la cebolla, alcachofa, el cardo mariano, alfalfa, berro, cereza, ciruela, la cúrcuma, diente de león, frambuesas, limón, manzana, melón, uvas y tomates.
“Es importante que la persona conozca cuál es la tolerancia a determinado tipo de alimentos, debido a que el consumo excesivo de grasas o alimentos de difícil digestión puede causar diarrea y malestar. En caso de diarrea, se recomienda consumir los alimentos cocidos, evitando la ingesta de frutas y de vegetales crudos”, precisa Tua Saúde.
Además de esto, es importante tener cuidado con los suplementos nutricionales; aunque a veces puede ser necesario tomarlos, principalmente durante una hepatitis crónica, deben ser indicados por un médico o nutricionista, debido a que todos ellos son metabolizados por el hígado.