El hígado es el órgano que se encarga de eliminar sustancias tóxicas que podrían llegar a la sangre y de la digestión de los alimentos, entre otras funciones. Normalmente contiene algunas cantidades bajas de grasa, pero en ocasiones estas sustancias se acumulan generando una enfermedad a la que se le denomina esteatosis hepática o más conocida como el hígado graso.
Según el portal Healthline, cuando se acumula demasiada grasa en esta parte del cuerpo, es posible que se generen daños o se creen cicatrices. En casos graves, esta cicatrización puede ocasionar insuficiencia hepática. Cuando este padecimiento se da en una persona que bebe mucho alcohol, se conoce como enfermedad del hígado graso por alcohol.
Por ahora no hay medicamentos aprobados que permitan tratar el problema, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Las investigaciones sugieren que ciertas afecciones de salud, los genes, la dieta y el aparato digestivo podrían hacer a la persona más propensa a desarrollar este padecimiento cuando no está relacionado con la ingesta de alcohol.
Así las cosas, lo primero que se debe hacer es cuidar la alimentación e incluir en la dieta alimentos como frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras, lo que puede complementarse con la ingesta regular de algunas plantas medicinales que ayudarían no solo a limpiar sino a estimular la función del hígado.
El hígado graso, según los especialistas, es una afección que está muy relacionada con la obesidad, la diabetes tipo 2 y otros trastornos que se caracterizan por la resistencia a la insulina. Estas son algunas opciones de hierbas que podrían ayudar a enfrentar el problema, sin ser un tratamiento o sustituir las recomendaciones hechas por el médico.
Por sus propiedades ayudan a aumentar la secreción de bilis o facilitan su expulsión de la vesícula, aportando en la regeneración de las células del hígado o reduciendo la inflamación del tejido hepático, por ejemplo, precisa una publicación del portal Cuerpo Mente.
Cardo marino
La citada fuente indica que la semilla del cardo mariano contiene silimarina, una sustancia hepatoprotectora. Es bueno para regenerar el tejido del hígado en hepatitis agudas y leves, también para el tratamiento de la insuficiencia hepatobiliar y la ictericia, pues ayuda a la desintoxicación, y en fases iniciales de cirrosis por abuso de alcohol. Se puede consumir en infusión, dos o tres veces al día.
Frente a los beneficios para el hígado de esta planta, el instituto de investigación Mayo Clinic indica que la investigación sobre sus efectos en enfermedades hepáticas, como la cirrosis y la hepatitis C ha mostrado diversos resultados.
Boldo
El boldo es considerado como un remedio digestivo y su mayor virtud es, según Cuerpo Mente, que estimula la producción de bilis, de ahí su capacidad hepatoprotectora y digestiva. También se utiliza como antiinflamatorio, analgésico y diurético.
Diente de león
Información del portal Salud Mapfre, de España, indica que esta planta ejerce acción sobre el hígado y la vesícula biliar favoreciendo la formación y secreción de bilis, lo que facilita la digestión de las grasas y previene la formación de cálculos biliares. Asimismo, tiene la capacidad de regenerar el hígado y protegerlo de sustancias tóxicas.
Al respecto, el sitio web Tua Saúde indica que hay evidencia que confirma que algunos componentes como los polifenoles, flavonoides y polisacáridos, que contiene el diente de león, poseen efectos beneficiosos sobre las funciones hepáticas, reduciendo la inflamación, el daño oxidativo que se produce en las enfermedades del hígado, y actuando como protector frente a agentes químicos industriales y medicamentos en dosis altas.
Cúrcuma
Esta especia contiene curcuminoides, unas sustancias desintoxicantes y protectoras de este órgano. Es antiinflamatoria, favorece la eliminación de carcinógenos y reduce los trastornos hepáticos degenerativos, afirma Cuerpo Mente.
Alcachofa
Esta planta contiene un componente activo llamado cinarina, que tiene un efecto hepatoprotector. Destaca por ser rica en minerales, oligoelementos y un ácido denominado cinarina que fluidifica la bilis y ayuda a emulsionar las grasas que se acumulan en este órgano.