De acuerdo con el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIDDK), el hígado es un órgano con muchas funciones, entre las cuales se encuentra la digestión de alimentos y distribución de nutrientes.

Al igual que otras partes del cuerpo, este órgano se ve aquejado por múltiples enfermedades, como:

  • Cirrosis: aunque se asocia con el resultado del alto consumo de bebidas alcohólicas, es cierto que también enfermedades hepáticas como la hepatitis pueden verse involucradas en la cicatrización de este órgano.

De acuerdo con el NIDDK, en la cirrosis, el hígado está cicatrizado, lo que impide su funcionamiento normal, y puede empeorar su condición todo debido a graves complicaciones.

Una de las principales complicaciones del hígado graso es la cirrosis. | Foto: yodiyim/Getty Images

No obstante, una enfermedad común es el hígado graso que, según MedlinePlus, “es una afección en la que se acumula grasa en el hígado” que se divide en dos tipos:

Hígado graso por alcohol

La enciclopedia médica menciona que esta enfermedad se da por el consumo excesivo de bebidas alicoradas y ocurre porque “el hígado descompone la mayor parte del alcohol que bebe para que sea eliminado del cuerpo”, pero dicha actividad provoca la aparición de sustancias que dañan las células hepáticas, causando inflamación.

El cuerpo envía señales cuando el hígado no está bien. | Foto: Getty Images

Hígado graso no alcohólico

Tal y como su nombre lo indica, este tipo de afección no se asocia con el consumo de alcohol, puesto que se debe a la grasa que se acumula en el hígado que puede causar o no inflamación; sin embargo, también puede desarrollar esteatosis hepática no alcohólica, es decir, una hinchazón en el hígado, provocando incluso cáncer.

El alimento que no se debe consumir, según Harvard

MedlinePlus puntualiza que enfermedades como la presión arterial alta, la diabetes tipo 2 y el colesterol se asocian con el desarrollo de enfermedad de hígado graso.

No obstante, una publicación de Harvard Health Publishing a través de la doctora Kathleen Viveiros asegura que el plan de alimentación incide en su desarrollo. Citando un estudio de Clinical Gastroenterology and Hepatology, concluye que la comida rápida afecta la salud metabólica —y por ende, el hígado— porque este tipo de alimentos son ricos en grasa saturada y azúcar añadida.

Botellas de refrescos sobre fondo blanco. | Foto: Getty Images

Incluso menciona que productos como los refrescos con jarabe de maíz alto en fructosa “conducen directamente a grandes aumentos en los depósitos de grasa del hígado, independientemente del total de calorías consumidas”.

Jarabe de maíz y el cáncer

De ahí que el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) señala un estudio que evidencia las probabilidades del desarrollo de cáncer colorrectal tras la ingesta excesiva de fructosa, que es el principal azúcar que se encuentra de manera natural en la miel y las frutas.

El artículo publicado en el mes de octubre de 2021 advierte que dicha investigación se llevó a cabo en ratones y arrojó resultados sobre edulcorantes presentes tanto en el jarabe de maíz, como en el azúcar refinada, que pueden ser perjudiciales para la salud.

El estudio titulado La fructosa en la dieta mejora la supervivencia de las células intestinales y la absorción de nutrientes, presidido por Marcus Goncalves, MD, Ph.D., de Weill Cornell Medicine, entre otros, asegura que no solo la fructosa se ve relacionada con el cáncer, sino con la obesidad como principales causas de muerte en el mundo.

Aunque esta investigación fue realizada en ratones, aún se adelantan estudios sobre los humanos porque, aunque el jarabe de maíz o la fructosa tuvo una mayor incidencia en los roedores alimentados con ella, los investigadores entienden que estos animales tienen su tracto digestivo más corto que el de los seres humanos.