El hígado es un órgano que normalmente contiene algunas cantidades bajas de grasa. Sin embargo, cuando esta sustancia se acumula se genera una enfermedad a la que se le denomina esteatosis hepática o más conocida como el hígado graso.
Este órgano es determinante para el organismo, pues cumple funciones tan importantes como digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas. Según el portal Healthline, demasiada grasa en el hígado causa inflamación, que puede dañarlo y crear cicatrices. En casos graves, esta cicatrización puede derivar en la insuficiencia hepática. Cuando este padecimiento se da en una persona que bebe mucho alcohol, se conoce como enfermedad del hígado graso por alcohol.
De acuerdo con información de la biblioteca médica MedlinePlus, no hay medicamentos aprobados que permitan tratar el problema. Las investigaciones sugieren que ciertas afecciones de salud, los genes, la dieta y el aparato digestivo podrían hacer a la persona más propensa a desarrollar enfermedad del hígado graso, cuando no está relacionada con la ingesta de alcohol.
Según Healthline, este padecimiento está muy relacionado con la obesidad, la diabetes tipo 2 y otros trastornos que se caracterizan por la resistencia a la insulina.
El problema de no diagnosticarlo
De acuerdo con los expertos, con frecuencia esta enfermedad no se diagnostica a tiempo y cuando esto sucede puede causar una afección hepática más grave conocida como esteatohepatitis no alcohólica (EHNA).
Este padecimiento involucra mayor acumulación de grasa e inflamación que daña las células hepáticas. Esto puede provocar fibrosis, o cicatrización tisular, a medida que las células hepáticas son lesionadas repetidamente y mueren.
“Desafortunadamente, es difícil predecir si el hígado graso progresará a EHNA, lo que puede aumentar significativamente el riesgo de cirrosis (cicatrización severa que perjudica la función hepática) y cáncer de hígado”, precisa Healthline.
Esta enfermedad también se relaciona con un aumento en el riesgo de desarrollar otras afecciones, incluyendo enfermedad cardíaca, diabetes y problemas renales.
Causas
Existen varios factores que pueden causar o contribuir a que se desarrolle el hígado graso, de acuerdo con la información de Healthline.
- Obesidad: Normalmente la obesidad causa inflamación de grado bajo que puede promover la acumulación de grasa en el hígado. Se estima que del 30 % al 90 % de los adultos con sobrepeso enfrentan problemas de grasa en este órgano.
- Exceso de grasa abdominal: las personas con un peso normal pueden desarrollar hígado graso si tienen “obesidad visceral”, esto significa que poseen mucha grasa alrededor de la cintura.
- Resistencia a la insulina: se ha demostrado que la resistencia a la insulina y los niveles altos de insulina aumentan la acumulación de grasa en el hígado en personas con diabetes tipo 2 y síndrome metabólico.
- Ingesta elevada de carbohidratos refinados: la frecuente ingesta de este tipo de sustancias promueve la acumulación de grasa en el hígado, especialmente cuando las ingieren personas con sobrepeso o resistentes a la insulina.
- Consumo de bebidas azucaradas: estas bebidas son altas en fructosa, que ha mostrado ser la causa de acumulación de grasa en el hígado en niños y adultos.
- Deterioro de la salud intestinal: Hay estudios que sugieren que tener un desbalance en las bacterias intestinales, problemas en la función de la barrera intestinal u otro inconveniente de salud en esta zona puede contribuir para desarrollar la enfermedad del hígado graso.
Síntomas
Lo complejo de esta situación es que muchas personas que tienen esta enfermedad no experimentan síntomas, ni siquiera cuando avanza, precisa una publicación de Medical News Today.
Sin embargo, la enfermedad del hígado graso puede agrandar el mencionado órgano. Cuando esto ocurre, puede causar dolor o malestar en la parte superior derecha del abdomen, que es el área entre las caderas y el pecho. De acuerdo con esta fuente, los primeros síntomas pueden incluir: pérdida de apetito, sentirse enfermo o vomitar, pérdida de peso y cansancio.
Si la enfermedad progresa y se convierte en cirrosis, la persona puede experimentar ictericia, picazón e hinchazón.
Ante la ausencia de tratamientos para esta enfermedad, los expertos recomiendan reducir gradualmente el peso corporal, mediante una dieta balanceada y saludable, además de realizar ejercicio de manera regular.