Se considera que la persona presenta hipertensión cuando su tensión arterial (la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias) es demasiado elevada, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, explicó que la mayoría de las personas con presión arterial alta no tienen signos ni síntomas, incluso si las lecturas de presión arterial alcanzan niveles peligrosamente elevados.
No obstante, algunas personas con presión arterial alta pueden tener dolor de cabeza, dificultad para respirar o sangrado nasal, pero estos signos y síntomas no son específicos y, por lo general, no se presentan hasta que dicho trastorno alcanza una etapa grave o potencialmente fatal.
Asimismo, Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, indicó también que hay muchos factores que pueden afectar la presión arterial, como la cantidad de agua y de sal que tiene el cuerpo de cada persona, el estado de los riñones, el sistema nervioso, los vasos sanguíneos y los niveles hormonales.
Adicional, una persona tiene un riesgo más alto de sufrir hipertensión arterial si es afroamericano, es obeso, con frecuencia está estresado o ansioso, toma demasiado alcohol (más de 1 trago al día para las mujeres y más de 2 al día para los hombres), consume demasiada sal, tiene un antecedente familiar de hipertensión arterial, tiene diabetes o si fuma.
De hecho, la presión arterial alta no controlada puede ocasionar complicaciones como las siguientes:
- Ataque cardíaco o accidente cerebrovascular. La presión arterial alta puede endurecer y engrosar las arterias (ateroesclerosis), lo cual puede ocasionar un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular u otras complicaciones.
- Aneurisma. El aumento de la presión arterial puede causar el debilitamiento de los vasos sanguíneos y la aparición de protuberancias en ellos, lo que provoca la formación de un aneurisma. Si se rompe un aneurisma, puede ser mortal.
- Insuficiencia cardíaca. Para bombear sangre con mayor presión en los vasos sanguíneos, el corazón debe realizar mayores esfuerzos. Esto hace que las paredes de la cámara de bombeo del corazón se engrosen (hipertrofia ventricular izquierda). Con el tiempo, el músculo engrosado tiene más dificultades para bombear la cantidad suficiente de sangre para cubrir las necesidades del cuerpo, lo que puede ocasionar insuficiencia cardíaca.
- Vasos sanguíneos debilitados y estrechos en los riñones. Esto puede provocar el funcionamiento anormal de estos órganos.
- Vasos sanguíneos engrosados, estrechos o rotos en los ojos. Esto puede ocasionar la pérdida de la vista.
- Síndrome metabólico. Este síndrome es un grupo de trastornos del metabolismo del cuerpo que incluye un aumento del tamaño de la cintura, niveles altos de triglicéridos, niveles bajos de colesterol de lipoproteína de alta densidad (HDL) (el colesterol “bueno”), presión arterial alta y niveles altos de insulina. Estos trastornos pueden incrementar las posibilidades de que tengas diabetes, una enfermedad cardíaca y un accidente cerebrovascular.
- Problemas de memoria o comprensión. La presión arterial alta no controlada también puede afectar tu capacidad para pensar, recordar y aprender. Los problemas con la memoria o con la comprensión de conceptos son más comunes en personas con presión arterial alta.
- Demencia. El estrechamiento o bloqueo de las arterias puede limitar el flujo sanguíneo al cerebro y generar un cierto tipo de demencia (demencia vascular). Un accidente cerebrovascular que interrumpe el flujo sanguíneo hacia el cerebro también puede causar demencia vascular.
Dicho lo anterior, Univisión reveló que existen algunas infusiones que se deben evitar si se padece de la enfermedad:
- Té negro.
- Té de genciana.
- Té de bolsa del pastor.
- Infusión de jengibre.
- Té de anís.
- Infusión de efedra.
- Té de regaliz.
- Infusión de ginseng.
- Té de cardo mariano.
- Té de guaraná.
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.