La presión arterial es una medición de la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a medida que el corazón bombea sangre al cuerpo, mientras que la hipertensión es el término que se utiliza para describir la presión arterial alta, de acuerdo con Medline Plus, web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, que además explica que esta se mide de la siguiente manera:
- Una presión arterial normal es menor a 120/80 mm Hg la mayoría de las veces.
- Una presión arterial alta (hipertensión) es mayor a 130/80 mm Hg la mayoría de las veces.
- Si el número superior de la presión arterial está entre 120 y 130 mm Hg y el número inferior es menor a 80 mm Hg, se denomina presión arterial elevada.
Asimismo, indicó también que hay muchos factores que pueden afectar la presión arterial, como la cantidad de agua y de sal que tiene el cuerpo de cada persona, el estado de los riñones, el sistema nervioso, los vasos sanguíneos y los niveles hormonales.
Además, una persona tiene un riesgo más alto de sufrir hipertensión arterial si es afroamericano, es obeso, con frecuencia está estresado o ansioso, toma demasiado alcohol (más de un trago al día para las mujeres y más de dos al día para los hombres), consume demasiada sal, tiene un antecedente familiar de hipertensión arterial, tiene diabetes o si fuma.
Adicional, una investigación publicada en la revista especializada Hypertension reveló que el 12 % de las personas analizadas que duermen la siesta tienen un riesgo mayor de sufrir hipertensión.
No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que la mayoría de personas hipertensas ignoran que lo son, pues la enfermedad no siempre va acompañada de síntomas o signos de alerta, por lo que se dice que mata silenciosamente. Por tanto, es muy importante medir la tensión arterial periódicamente.
De todos modos, cuando se presentan síntomas se pueden presentar cefaleas matutinas, hemorragias nasales, ritmo cardíaco irregular, alteraciones visuales y acúfenos. La hipertensión grave puede provocar cansancio, náuseas, vómitos, confusión, ansiedad, dolor torácico y temblores musculares.
Por ello, para prevenir la afección, la entidad sin ánimo de lucro reveló algunas recomendaciones para controlar la presión arterial alta sin medicamentos.
1. Reducir el exceso de peso: este es uno de los cambios en el estilo de vida más eficaces para controlar la presión arterial.
2. Hacer ejercicio regularmente: las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.
3. Llevar una dieta saludable: la composición exacta de una alimentación variada, equilibrada y saludable estará determinada por las características de cada persona (edad, sexo, hábitos de vida y grado de actividad física), el contexto cultural, los alimentos disponibles en el lugar y los hábitos alimentarios.
4. Reducir el consumo de sodio: el efecto del consumo de sodio en la presión arterial varía entre un grupo de personas y otro.
5. Limitar la cantidad de alcohol que se consume: esto también puede reducir la eficacia de los medicamentos para la presión arterial.
6. Dejar de fumar: eliminar este hábito puede reducir el riesgo de una enfermedad cardiaca y mejorar la salud en general. Las personas que dejan de fumar pueden vivir más tiempo que aquellas que nunca lo hacen, según la entidad sin ánimo de lucro.
7. Reducir el consumo de cafeína: es posible que las personas que beben café con regularidad presenten un efecto leve o nulo en la presión arterial.
8. Reducir el estrés: este factor puede contribuir a una presión arterial alta si la reacción al estrés es consumir alimentos poco saludables, beber alcohol o fumar.