La presión arterial aumenta en muchas mujeres después de la llegada de la menopausia debido a los cambios hormonales y al envejecimiento del organismo. Por esta razón es importante controlar la hipertensión en etapas tempranas para evitar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.
Según el Instituto de la Menopausia, son muchos los cambios fisiológicos que se producen tras la llegada de esta etapa en la vida de la mujer debido, principalmente, a la disminución del nivel de estrógenos en el organismo, pero también a otros cambios que se producen por el envejecimiento general ya que la menopausia suele llegar pasados los 50 años.
Una de estas transformaciones es el aumento de la tensión arterial por la disminución de los estrógenos, ya que estos favorecen la relajación de las paredes de los vasos sanguíneos y, por tanto, aumentan el flujo sanguíneo y disminuyen la posibilidad de hipertensión. Asimismo, disminuyen o bloquean la actividad de algunas enzimas y reducen la actividad del sistema nervioso simpático. Por lo tanto, al verse disminuido su nivel, es normal que aumente la tensión arterial de la mujer.
Bajo nivel de estrógenos
Además, los estrógenos protegen contra el colesterol malo o LDL, que también influye en la tensión arterial. Por otra parte, los cambios en el metabolismo ligados a esta nueva etapa y al envejecimiento hacen que la mujer acumule grasa y aumente de peso, lo que también tiene injerencia en la hipertensión.
Los cambios en las hormonas durante la menopausia pueden llevar a un aumento de peso y a hacer que la presión arterial sea más sensible a la sal en la dieta, lo que, a su vez, puede llevar a una presión más alta, precisa el instituto Mayo Clinic.
“Se cree que la medicación contra la menopausia puede causar hipertensión, pero según un estudio, el tratamiento hormonal sustitutivo (THS) no aumenta la incidencia de hipertensión arterial (HTA) ni agrava la preexistente, en cambio, sí se evidencia aumento significativo de colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad (LDL), disminución de colesterol ligado a lipoproteínas de alta densidad (HDL), aumento de triglicéridos y disminución del fibrinógeno”, asegura el Instituto de la Menopausia.
Estos son cambios a los que, según los especialistas, se les debe prestar gran atención, pues padecer de hipertensión puede resultar muy riesgoso para la salud. Según la mencionada institución, las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de muerte entre las mujeres, por lo que es importante controlarla desde el momento en que se diagnostica y realizar chequeos periódicos desde los 45 años.
Antecedentes
Un documento de consenso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) publicado esta semana en la revista médica European Heart Journal, indica que las complicaciones del embarazo y la menopausia precoz aumentan el riesgo futuro de enfermedad cardíaca de las mujeres.
“La presión arterial alta se llama hipertensión en los hombres, pero en las mujeres a menudo se la etiqueta erróneamente como ‘estrés’ o ‘síntomas de la menopausia’”, explica una de las autoras de este documento, la profesora Angela Maas, directora del Programa de Salud Cardíaca de la Mujer en el Centro Médico de la Universidad Radboud, en Países Bajos, citada por la agencia Europa Press.
En su concepto, la vida de una mujer proporciona pistas de que es necesario comenzar temprano con la prevención y por ello las pacientes deben ser evaluadas de manera diferente a los hombres, pues esto permitirá clasificar a las mujeres de mediana edad como de alto o menor riesgo de enfermedad cardiovascular.
Por ejemplo, la preeclampsia está relacionada con un aumento de cuatro veces en la insuficiencia cardíaca y la hipertensión y un riesgo duplicado de accidente cerebrovascular. Las mujeres que tienen una menopausia natural temprana (antes de los 40 años) también tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares y prueba de ello es que cada año se asocia con un aumento del riesgo del 3 %, indica el documento.
La hipertensión arterial, la mayoría de las veces, no produce síntomas, por eso se aconseja hacerse controles y análisis desde que se entra en la perimenopausia. Los signos, cuando aparecen, pueden ser dolores de cabeza, sangrados nasales repetitivos, intranquilidad y nerviosismo e insomnio.
Para controlar la presión arterial antes y después de la menopausia, es importante concentrarse en llevar un estilo de vida sano. Para ello es recomendable mantener un peso saludable, consumir alimentos saludables para el corazón, como cereales integrales, frutas y verduras; reducir la cantidad de alimentos procesados y la sal en la dieta, hacer ejercicio la mayoría de los días de la semana, controlar el estrés, limitar o evitar el alcohol y dejar de fumar.