Los hongos en los pies o pie de atleta es una infección fúngica que, por lo general, comienza entre los dedos y suele ocurrir en personas a las que le transpiran mucho los pies cuando usan zapatos ajustados o cuando han caminado por zonas húmedas en sitios públicos.

El instituto de investigaciones clínicas Mayo Clinic indica que los signos y síntomas del pie de atleta incluyen un sarpullido escamoso y con picazón. La afección es contagiosa y puede transmitirse a través de pisos, toallas o ropas contaminadas.

El portal Cinfasalud, de España, explica que esta infección es provocada, en la mayoría de los casos, por un hongo llamado dermatofito, que coloniza la piel y se multiplica cuando el pie está expuesto a ambientes cálidos y húmedos como los de piscinas, vestuarios, saunas o gimnasios.

Los dermatofitos son un grupo de hongos multicelulares que se desarrollan solamente en los tejidos queratinizados; es decir, aquellos formados por células muertas que contienen queratina, ya que en los tejidos vivos son destruidos por el sistema inmunológico.

Algunos de los síntomas más comunes de estos hongos son: el enrojecimiento o sarpullido en la zona interna del pie, picazón, sensación de ardor o escozor, ampollas que supuran entre los dedos, abultamientos, descamación entre los dedos, piel entre los dedos que puede lucir blancuzca y tiene un olor desagradable, piel en carne viva y uñas que pueden debilitarse y decolorarse.

Los hongos en los pies pueden prevenirse adoptando algunas medidas higiénicas. | Foto: Getty Images

Ante esta afección, hay algunos cuidados específicos que deberían tenerse en cuenta, pues la higiene y el cuidado de los pies son clave para reducir la infección, prevenir el contagio y mejorar los síntomas. Estas son algunas de las recomendaciones de los expertos:

- Lavar los pies con agua, jabón y una esponja. Se puede usar un jabón específico, pero lo importante es que con la esponja se exfolie la piel del pie para retirar parte de los hongos.

- Luego de lavarlos es importante asegurarse de secarlos bien, especialmente en los espacios entre los dedos, pues la humedad es el ambiente ideal para la proliferación de los hongos.

- Para secarlos, es importante utilizar una toalla personal y exclusiva para los pies con el fin de evitar contagios. Después de su uso, se deja secar la toalla al aire libre para que los hongos no proliferen en ella.

- Una vez secos, es importante aplicar desodorante para pies, que además de refrescar y eliminar el mal olor, tenga ingredientes que creen unas condiciones en las que los microorganismos no puedan crecer con facilidad.

- Si se utilizan duchas comunes, por ejemplo, en el gimnasio o la piscina, es recomendable usar chanclas o un calzado de goma.

- Mantener los pies hidratados para reducir las grietas que se pueden presentar por infecciones fúngicas que suelen aparecer en los talones.

- Usar medias limpias y secas. Si los pies sudan en exceso, o después de hacer deporte, es importante cambiar las medias con frecuencia.

Esta infección en la piel la padecen las personas que usan medias húmedas o zapatos muy apretados. | Foto: Getty Images

¿Cómo prevenir la afección?

- Dejar que los pies se aireen. Cuando sea posible, lo ideal es utilizar sandalias para que los pies se aireen.

- Lavarse los pies a diario. Usar agua tibia y jabón es importante y luego secar muy bien.

- Cambiar las medias con regularidad. Usar medias que absorban la humedad como las de algodón, ayuda a mantener los pies más secos. Cuando a la persona le sudan mucho los pies, lo ideal es cambiar las medias varias veces durante el día.

- Alternar los zapatos. Usar un calzado diferente cada día. De este modo, los zapatos tendrán tiempo para secarse y airearse después de cada uso.

- Proteger los pies en lugares públicos. Usar sandalias o zapatos impermeables alrededor de las piscinas públicas, las duchas y los vestuarios.

- No compartir zapatos. No es recomendable compartir el calzado, ni la ropa de cama y tampoco las toallas sin lavar, pues pueden tener infección que se contagia.

Signos de alarma

Hay algunos signos de alarma a los que se les debe prestar atención. Por ejemplo, cuando el pie está hinchado, caliente al tacto, con pus o el contagio se propaga a la pierna se debe acudir al médico, ya que puede que se estén presentando infecciones más graves, asegura el portal Cuidate Plus.

Las complicaciones que a veces surgen pueden tener que ver con infecciones bacterianas asociadas a la patología, que deben ser tratadas con antibióticos.