La enfermedad de Alzheimer se reconoce por ser un trastorno del cerebro que lentamente va destruyendo la memoria y las habilidades de pensamiento y, con el tiempo, la capacidad de realizar tareas más sencillas y que no generan ningún tipo de complicación.
Esta afección es la causa más frecuente de demencia en adultos mayores, según el National Institute on Aging de Estados Unidos. “La demencia es la pérdida del funcionamiento cognitivo (pensar, recordar y razonar) y de las habilidades conductuales que interfiere con la vida y las actividades diarias”, precisa la mencionada institución.
Con respecto a esta enfermedad, en ocasiones se escucha decir que está relacionada con el grupo sanguíneo o que unos grupos de sangre tienen más incidencia que otros en su desarrollo. En torno a este tema, el presidente de la Asociación Colombiana de Salud Mental y CEO del Instituto Colombiano de Neurociencias Aplicadas, Miguel Sabogal, le explica a SEMANA que hay estudios incipientes al respecto, pero es algo que no se ha comprobado.
El especialista asegura que los estudios han mostrado que en el grupo AB podrían presentarse más fallas tempranas de la memoria, pero eso no se relaciona con la enfermedad de Alzheimer.
También hay análisis que han concluido que el grupo O tiene reservas mayores de tejido cerebral (materia gris), que podría generar algún tipo de protección, pero se requiere más investigación que permita determinar la real incidencia de los grupos sanguíneos en este padecimiento.
Así las cosas, por ahora es arriesgado decir que las personas que pertenecen a uno u otro grupo sanguíneo, tienen más o menores posibilidades de desarrollar la enfermedad.
Señales que advierten de la enfermedad
Lo que sí es claro es cuáles son las señales o signos que advierten de que se puede estar desarrollando esta afección. En esta enfermedad, explica Sabogal, hay un importante factor genético. El cerebro viene codificado genéticamente y por ello resulta importante practicarse un examen mediante el cual se puede determinar si se tienen los genes que predisponen para el desarrollo de la misma, aunque si se tiene esa predisposición no quiere decir que se vaya a registrar, pero sí existe el riesgo.
Esta afección del cerebro comienza a evidenciarse con fallas de memoria de trabajo y memoria reciente, le explica Sabogal a SEMANA. La primera, según el experto, es la más frágil; luego está la reciente y, por último, las fallas se presentan en la memoria remota.
Además, con el desarrollo del Alzheimer se pierden otras funciones. Por ejemplo, las siguientes:
- Memoria nominativa, que es cuando las personas no recuerdan el nombre de las cosas que son sencillas y comunes como un lápiz, esfero, teléfono, entre otros.
- Desorientación: cuando las personas empiezan a padecer esta enfermedad, pierden el sentido de la orientación. Por ejemplo, si salen de la casa a un lugar cercano, luego no recuerdan la ruta para regresar.
- Funciones ejecutivas: estas son las que permiten tomar decisiones importantes no solo en el trabajo, sino en relación con el manejo del dinero, por mencionar un ejemplo. Cuando el Alzheimer está empezando se comienza a perder esta función y las fallas en la memoria no permiten tomar las decisiones acertadas.
Según Alzheimer´s Association, esta es una enfermedad que empeora con el paso del tiempo, es progresiva y los síntomas de demencia empeoran gradualmente con el paso de los años. En sus primeras etapas, la pérdida de memoria es leve, pero en la fase final del Alzheimer, las personas pierden la capacidad de mantener una conversación y responder a lo que sucede en su entorno.
Por ahora no hay cura para hacerle frente a este padecimiento y los científicos siguen analizándolo, por esta razón es importante tomar acciones que permitan disminuir el riesgo de desarrollarlo. De acuerdo con Sabogal, es importante, por ejemplo, hacer deporte, dormir bien, alimentarse de manera saludable y evitar factores de riesgo como la hipertensión, diabetes y colesterol. También se debe evitar el consumo de alcohol y de tabaco.