Aunque el concepto de infidelidad es amplio, el que prevalece en el imaginario social está vinculado con la traición sexual. Sin embargo, contrario a lo que definen los lugares comunes, la infidelidad emocional -o emotiva- puede ser tan o más dañina que la sexual.

La doctora Magdalena Varela señaló en un texto escrito para la facultad de psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México que “las mujeres son infieles porque buscan ligarse emocionalmente a una persona aunque no haya relaciones sexuales. En el caso de los hombres, lo más frecuente es que la infidelidad se dé por razones sexuales más que emocionales”.

Así las cosas, un estudió realizado por David Frederick (Universidad de Chapman) y Melisa Fales (UCLA) a cerca de 64.000 individuos entre 18 y 65 años destacó que los hombres y las mujeres son diferentes cuando se trata de sentir celos.

La investigación partió de una pregunta fundamental: “¿Prefiere que su novio o novia tenga sexo con su mejor amigo, o que se enamore de él?”. Los hallazgos indicaron que los hombres tienen un mayor rechazo a la infidelidad sexual, mientras que las mujeres son más propensas a enfadarse por una infidelidad emocional.

“Los hombres heterosexuales realmente se destacan de todos los demás grupos: eran los únicos que eran mucho más propensos a estar más molestos por la infidelidad sexual más que por la infidelidad emocional. Los celos también pueden desencadenar un comportamiento dañino y violento, por lo que es importante entender cuáles son las consecuencias más potentes de los celos”, afirmó David Frederick.

Las perspectivas socioculturales generalmente han afirmado que no se esperaría ninguna diferencia entre los hombres y las mujeres. Sin embargo, detalló el estudio dirigido por Frederick, los hombres son socializados para ser masculinos, lo que incluye tener una gran destreza sexual.

“Si la pareja de un hombre comete una infidelidad sexual, esto pone en duda su destreza sexual (la del hombre) y por lo tanto amenaza su masculinidad, lo que lo lleva a reaccionar más negativamente a que su pareja cometa actos sexuales en lugar que la infidelidad emocional. Por el contrario, a las mujeres se les enseña a pensar relacionalmente y a ser las creadoras emocionales en una relación”, agregó la investigación.

En definitiva, expuso la National Healthy Marriage Resource Center, cuando existe algún tipo de traición, las consecuencias de una infidelidad emocional son las mismas que las de una infidelidad sexual: “un fuerte trauma emocional, un quiebre en la relación e incluso una ruptura definitiva”.

Finalmente, la investigación de Frederick puntualizó que tras hacer una revisión de relatos etnográficos de 16 sociedades, se encontró que la infidelidad era la causa más común de disolución del matrimonio.