La inflamación se define como la reacción normal de una parte del cuerpo a una herida, lesión o infección. Se presenta cuando el cuerpo elabora sustancias químicas que producen una respuesta inmunitaria para combatir la infección o sanar el tejido dañado. En este caso, el proceso inflamatorio termina una vez se cura el proceso.

Sin embargo, cuando se habla de inflamación crónica es otra cosa. En este caso se trata de una respuesta inmunitaria anormal, en la que la inflamación no termina cuando debería, o aparece cuando no hay una infección o una herida, precisa el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.

La inflamación crónica puede ser causada por infecciones que no desaparecen, por reacciones inmunitarias anormales a los tejidos normales o por estados como la obesidad. Con el tiempo, la inflamación crónica puede causar daño al ADN y llevar al cáncer. Por ejemplo, la gente con enfermedades inflamatorias crónicas del intestino, como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, tiene un riesgo mayor de cáncer de colon.

El dolor en las articulaciones puede presentarse por inflamación crónica. | Foto: Getty Images

Con el tiempo, también puede ocasionar cardiopatías, diabetes, asma, enfermedad de Alzheimer y afecciones autoinmunitarias, precisa la mencionada institución.

Síntomas

Hay algunas señales de advertencia y en la lista están, entre otras: la fatiga, el aumento de peso, los problemas gastrointestinales, las llagas en la boca, el dolor en las articulaciones, la ansiedad y la depresión. También es posible que se puedan presentar erupciones en la piel, reflujo ácido e infecciones frecuentes.

Como sucede con muchas otras afecciones, la alimentación es determinante para mejorar la condición y una de las principales recomendaciones es comer menos procesados que contengan azúcares añadidos y grasas no saludables. En su lugar, se deben agregar alimentos como los siguientes, según el The George Washington University Hospital.

La inflamación crónica puede afectar diferentes células del cuerpo. | Foto: Getty Images
  • Bayas: Las fresas, los arándanos, las frambuesas, las moras y otros tipos de bayas tienen mucha fibra, antioxidantes y fitoquímicos potentes como las antocianinas que ayudan a reducir la inflamación.
  • Salmón: Los pescados de agua fría como el salmón, el arenque, la caballa y las anchoas son una buena fuente de proteínas y ácidos grasos omega-3. El cuerpo metaboliza estos ácidos en compuestos que combaten la inflamación y mantienen el colesterol bajo control.
  • Brócoli: Las verduras crucíferas como el brócoli, la coliflor, las coles de Bruselas, el repollo, la rúcula y la col rizada son ricas en sulforafano, un antioxidante que ayuda a disminuir la inflamación. También contienen fibra soluble, que mantiene la digestión en marcha.
  • Aguacate: Junto con el potasio, el magnesio y la fibra, este fruto está lleno de grasas monoinsaturadas saludables para el corazón, vitamina E y carotenoides, que pueden reducir la inflamación.
  • Tomate: Esta fruta brillante y colorida no solo tiene un alto contenido de vitamina C y potasio, sino que también está cargada de licopeno, un antioxidante que ayuda a combatir la inflamación.
  • Nueces Este fruto seco es rico en proteínas, contiene grasas monoinsaturadas, vitamina E y magnesio, que pueden reducir la inflamación y disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas. Las almendras también funcionan.
El consumo de nueces ayuda a reducir la inflamación. | Foto: syolacan
  • Aceite de oliva: Los antioxidantes y polifenoles del aceite de oliva, como el oleocantal, combaten la inflamación y ayudan a proteger las células del cuerpo.
  • Naranjas: Esta fruta cítrica es fuente de vitamina C, que fortalece el sistema inmunológico. También contienen fibra, folato y flavonoides, que ayudan a mantener el corazón sano y disminuir la inflamación.
  • Cúrcuma: Esta especia contiene curcumina, un poderoso compuesto antiinflamatorio.

Referencias:

Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos

The George Washington University Hospital.