El hígado es uno de los órganos más grandes del cuerpo y es determinante para el buen funcionamiento del organismo, ya que cumple funciones clave como digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas.
Normalmente, contiene cantidades bajas de grasa. Sin embargo, cuando esta sustancia se acumula, se genera una enfermedad conocida como esteatosis hepática o hígado graso. Según el portal Healthline, demasiada grasa en este órgano causa inflamación, que puede dañarlo y crear cicatrices.
La recomendación de los expertos es no dejarla avanzar, pues si esto ocurre es posible que derive en insuficiencia hepática. MedlinePlus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, indica que por ahora no hay medicamentos aprobados que permitan tratar el problema.
Una de las mejores formas de controlarlo es con una dieta equilibrada y con la práctica regular de ejercicio. La ingesta de verduras, frutas, proteínas magras y cereales, además de mucha hidratación, es determinante. En ese marco de alimentación saludable es posible incluir algunos remedios caseros que ayudan a cuidarlo.
Diente de león
Uno de ellos es una infusión elaborada con diente de león. Esta planta, asegura el portal Cuerpo Mente, tiene propiedades antiinflamatorias, regeneradoras y digestivas, que ayudan a aliviar los trastornos digestivos y las enfermedades del hígado.
En este sentido, el portal Salud Mapfre de España, indica que esta hierba ejerce acción sobre el hígado y la vesícula biliar, favoreciendo la formación y secreción de bilis, lo que facilita la digestión de las grasas y previene la formación de cálculos biliares. Asimismo, tiene la capacidad de regenerar este órgano y protegerlo de sustancias tóxicas.
Al respecto, el sitio web Tua Saúde indica que hay evidencia que confirma que algunos componentes como los polifenoles, flavonoides y polisacáridos, que contiene el diente de león, poseen efectos beneficiosos sobre las funciones hepáticas, reduciendo la inflamación y el daño oxidativo. Así mismo, esta planta ayudaría a controlar y tratar ciertas enfermedades como la hepatitis y la fibrosis hepática.
Para elaborar esta bebida solo se requiere de lo siguiente, según esta última fuente.
Ingredientes
- Una o dos cucharitas de la raíz de diente de león triturada o en polvo.
- Entre 100 y 200 mililitros de agua.
Modo de preparación
Se hierve el agua y se adiciona sobre la raíz triturada y se deja reposar durante 10 minutos. Se cuela y se bebe tibia hasta tres veces al día. En caso de problemas gastrointestinales se debe tomar esta bebida antes de las comidas.
Causas del hígado graso
Existen varios factores que pueden causar o contribuir a que se desarrolle el hígado graso, de acuerdo con la información de Healthline.
- Obesidad: normalmente, la obesidad causa inflamación de grado bajo que puede promover la acumulación de grasa en el hígado.
- Exceso de grasa abdominal: las personas con un peso normal pueden desarrollar hígado graso si tienen “obesidad visceral”, esto significa que poseen mucha grasa alrededor de la cintura.
- Resistencia a la insulina: se ha demostrado que la resistencia a la insulina y los niveles altos de insulina aumentan la acumulación de grasa en el hígado en personas con diabetes tipo 2 y síndrome metabólico.
- Consumo de bebidas azucaradas: son altas en fructosa, que ha mostrado ser la causa de acumulación de grasa en el hígado en niños y adultos.
- Deterioro de la salud intestinal: Hay estudios que sugieren que tener un desbalance en las bacterias intestinales, problemas en la función de la barrera intestinal u otro inconveniente de salud en esta zona puede contribuir para desarrollar la enfermedad del hígado graso.
Síntomas
Lo complejo de esta situación es que muchas personas que tienen esta enfermedad no experimentan síntomas, ni siquiera cuando avanza, precisa el portal Medical News Today.
Sin embargo, la enfermedad del hígado graso puede agrandar el mencionado órgano. Cuando esto ocurre, es posible que genere dolor o malestar en la parte superior derecha del abdomen, que es el área entre las caderas y el pecho. De acuerdo con esta fuente, los primeros síntomas pueden incluir: pérdida de apetito, sentirse enfermo o vomitar, pérdida de peso y cansancio. Si la enfermedad progresa y se convierte en cirrosis, el paciente experimenta ictericia, picazón e hinchazón.
Ante la ausencia de tratamientos para esta enfermedad, los expertos recomiendan reducir gradualmente el peso corporal, mediante una dieta balanceada y saludable, además de realizar ejercicio de manera regular.