Uno de los errores usuales en el momento de comer una fruta es descartar su cáscara y su semilla, aunque en algunos casos incluso tienen más bondades que la pulpa. Ocurre, por ejemplo, con la sandía o patilla, cuyas semillas contribuyen para regular el colesterol y eliminar toxinas, entre otras.
Portales especializados en vida moderna sugieren el consumo de semillas de sandía debido a su poder hidratante, pero también por sus beneficios como regulador del colesterol y sus efectos diuréticos. Pero, ¿por qué?
La Vanguardia informa que, como los frutos secos, la sandía aporta grasas saludables al organismo, de ahí que ayuda a controlar los niveles de colesterol.
A saber: hay dos tipos de colesterol en el organismo, el HDL (el colesterol bueno), que ayuda a transportar hacia el hígado el colesterol de otras partes del cuerpo para que luego sea eliminado, y el LDL (el colesterol malo), que en un nivel alto puede acumularse en las arterias y generar complicaciones de salud, como la formación de un coágulo de sangre, de acuerdo con portales como Mayo Clinic.
Otra bondad de las semillas de sandía, a nivel cardiovascular, es el poder de mejorar la circulación de la sangre a través de las arterias, gracias a la presencia de una aminoácido llamado arginina, puesto que ayuda como vasodilatador, aunque también se le atribuye la función de generar proteínas.
Como explicó Mejor con Salud, “la arginina, sumada a los antioxidantes, mejora el funcionamiento cardíaco y disminuye el riesgo de padecer patologías crónicas como la insuficiencia o los ataques”.
Por si fuera poco, por sus capacidades depurativas, es decir, de para eliminar las toxinas y purificar los líquidos del organismo, las semillas de la sandía también son sugeridas para quienes sufren de afecciones del hígado y los riñones. Así lo sugieren medios digitales especializados en salud, como Tua Saudé.
Estudios que respaldan las semillas de sandía
A la hora de comprar una sandía, muchas personas valoran que no tenga semillas e incluso hay quienes piensan que provocan problemas intestinales, como apendicitis o diverticulitis.
El portal Consumer, de España, cita un estudio publicado en International Journal of Nutrition and Food Sciences, el cual concluye que las semillas de sandía son una fuente considerable de nutrientes en la dieta y ofrecen beneficios para la salud debido a su contenido de fibra, minerales, fenólicos y actividad antioxidante.
Los resultados de la investigación, en la que se analizaron tres variedades de sandía, indican que las semillas contienen agua hasta un 8,5 %; carbohidratos (entre un 9,5 % y un 15,3 %), proteínas (entre un 16,3 % y un 17,7 %), grasas, fibra, minerales (especialmente potasio), además de que generan energía.
Esta fuente indica que las semillas de sandía no causan problemas de salud y cita otro estudio en el que se investigó el tema analizando el apéndice de casi 2.000 personas operadas y solo encontró restos vegetales sin digerir en una de ellas.
“Es importante aclarar que, en contra de la creencia popular, comer semillas no incrementa el riesgo de padecer afecciones intestinales como diverticulitis y que las guías de práctica clínica de la Asociación Americana de Gastroenterología no encuentran evidencia para prohibirlas de forma general en estos pacientes”, cita el mencionado portal.
Cómo preparar infusión con semillas de sandía
Preparar una infusión de semillas de sandía no es nada del otro mundo. Basta de extraerlas de la fruta, pulverizarlas con la ayuda de un mortero de madera y agregarlas a un litro de agua para, posteriormente, ponerlas a hervir.
Una vez hervidas, la recomendación es dejar reposar el agua hasta que esté preferiblemente fría e ingerirla. Portales como Mejor con salud, recomiendan consumirla antes del desayuno, dos veces a la semana.