En la maloca del Centro Experimental Amazónico de Mocoa, Colciencias y el Instituto Humboldt, junto con la Gobernación de Putumayo, lanzaron, el pasado 21 de mayo, “Putumayo, donde nacen las nubes”, la primera de 20 expediciones que hacen parte del programa Colombia Bio. Una estrategia que busca ampliar el conocimiento de la biodiversidad del país para preservarla y establecer alternativas de aprovechamiento sostenible.“No se imaginan lo felices que nos sentimos los putumayenses porque la primera expedición de Colombia Bio comience en el la zona rural del municipio de Villagarzón, un paraíso terrenal en donde nacen lo afluentes del río Putumayo y de la macrocuenca del Amazonas, y que con esta expedición se puede convertir en un laboratorio de paz y en la muestra de cómo a través de la biodiversidad, un departamento que antes estaba asolado por la guerra, puede convertirse en territorio de paz”, expresó Sorrel Aroca, gobernadora del Putumayo.La expedición “Putumayo, donde nacen las nubes”, está compuesta por 32 investigadores nacionales y regionales, expertos en mamíferos, aves, ranas, serpientes, peces, macroinvertebrados, insectos macrófagos, plantas y hongos. Comenzará el 1 de junio en la zona Alto del Tigre y culminará en la Quebrada Salados del Loro en Villagarzón. El recorrido de exploración durará diez días y trabajarán 20 horas por jornada.Dieciséis exploradores fueron seleccionados por el Instituto Humboldt. Corpoamazonia y el Instituto Tecnológico del Putumayo escogieron a seis científicos regionales. Al grupo se les une diez promotores ambientales, campesinos que, como lo explica Bernardo Caguasango -representante de la Asociación Salado de los Loros de Villagarzón- “abandonaron la deforestación y la ganadería extensiva para cuidar y defender el territorio y la biodiversidad”. Su labor será guiar a los expedicionarios y aportarles su conocimiento sobre los animales, plantas y demás seres vivos que habitan la región.“No solamente vamos a tener científicos nacionales. También hemos querido que la mitad de las personas que hagan parte de esta expedición sean putumayenses. Uno de los principales objetivos trazados por Colciencias es fortalecer las capacidades investigativas en las regiones y Colombia Bio es una oportunidad perfecta para esto. Queremos que en unos años no tengamos que traer investigadores nacionales sino que los mismos científicos de la región se encarguen de hacer el inventario de su biodiversidad”, afirmó Yaneth Giha, directora de Colciencias.En este mismo sentido, Brigitte Baptiste, directora saliente del Instituto Humboldt, dijo que una de las razones para escoger a Putumayo como punto de partida de las expediciones fue porque en este “departamento, como en muchos el tema del conocimiento del territorial había estado vedado por el conflicto armado. Hoy tenemos el deber de mostrar que Colombia es el país de la megadiversidad y, lo más importante, tenemos que mostrar el valor de las comunidades que han convivido con esa biodiversidad, que la han protegido y han innovado a partir de ella.”El día a día de la expediciónDurante los diez días los expedicionarios tendrán arduas jornadas que van desde la madrugada hasta altas horas de la noche. Hernando García Martínez, reconocido biólogo y nuevo director del Instituto Humboldt explicó cómo será el día a día de la travesía: “la expedición tendrá un campamento base en Alto del Tigre y desde allí se coordinarán otros campamentos satélites”.Los ornitólogos serán los primeros en comenzar las jornadas de expedición. Se levantarán a las 4:30 de la mañana a realizar sus observaciones con binoculares y a instalar sus redes de niebla para apresar aves sin hacerles daño.En la mañana, los botánicos y los zoólogos continuarán el trabajo. Se coordinarán rutas distintas entre estos dos grupos para que los biólogos no espanten a los animales de la zona y arruinen las observaciones de los zoólogos.“Los que tendrán el placer de dormir hasta tarde serán los que estudien los reptiles y anfibios, quienes saldrán en la noche a hacer su observaciones. Si sumas el tiempo trabajo de todos los grupos las jornadas de trabajo diario será de 20 horas”.En esta expedición el acompañamiento de campesinos no solo servirá para guiar a los investigadores, sino que su conocimiento será vital para comprender las costumbres de los animales y sus recorridos; así como para saber el uso y los nombres autóctonos de las plantas. “Hemos querido que esta expedición sea un verdadero intercambio de conocimientos entre nosotros y los habitantes de la zona”En la noche, cuando se llega al campamento, el trabajo no culmina. Allí se inicia la clasificación de las muestras que dura entre dos o tres horas. “En el caso de nosotros, los botánicos, tenemos que montar los ejemplares de las plantas en papel periódico, prensarlas y alcoholizarlas para que no se estropeen con hongos.”García aclara que, a diferencia de las plantas, los animales que se colectarán son pocos y que su identificación se hará a partir de observaciones, “solo en el caso de encontrar algo inusual o de estar seguros de que el animal es una nueva especie, se capturará”.Dudas y temoresA pesar del entusiasmo de los investigadores, campesinos y grupos indígenas, algunos sectores de la comunidad han expresado su temor de que las muestras colectadas sean utilizadas para crear productos biotecnológicos. Y que las multinacionales despojen del conocimiento ancestral sobre esas plantas y animales a las comunidades autóctonas al patentar esos productos.Por su parte los organizadores de la expedición dan un parte de tranquilidad al firmar un documento avalado por las comunidades en el que queda estipulado que “el inventario será para fines científicos. Las muestras de tejidos serán usadas exclusivamente para obtener el código de barras de cada especie y como herramienta para aclarar su taxonomía. Que no se enviará ninguna muestra ni tejido al extranjero y que no se hará bioprospección sobre las muestras obtenidas de la expedición”.De esta manera, la expedición queda blindada de cualquier uso incorrecto de los resultados de la exploración. Expedición que espera no solo redescubrir la biodiversidad del Putumayo, sino que busca consolidar a la región como territorio de paz y ejemplo de protección del medioambiente para Colombia y el mundo.