Un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología de California, Estados Unidos, encontró que al parecer el primer órgano afectado por este mal es el intestino. Los experimentos, hechos en ratones, mostraron que la sobreproducción de una proteína, alfa-sinucleína, podría estar relacionada con un daño en los nervios del cerebro. En estos ratones, que fueron modificados genéticamente para producir una mayor cantidad de este elemento, se presentó una microfauna intestinal distinta, lo que los hace más propensos a sufrir de párkinson. Los investigadores encontraron, además, que la mayoría de pacientes se quejan de molestias abdominales, como por ejemplo estreñimiento, hasta diez años antes de la aparición de los síntomas. Aunque el estudio solo muestra una hipótesis, se abre la esperanza para encontrar una forma de prevenir esta penosa enfermedad.