El insomnio es un trastorno del sueño. Cuando una persona tiene problemas para conciliar el sueño, quedarse dormido o las dos cosas, no descansará propiciando cansancio y agotamiento.
Este padecimiento puede ser agudo o de corta duración, pero también puede ser crónico. El insomnio agudo es común y las causas están relacionadas con estrés, presiones familiares o un evento traumático. Por lo general, dura días o semanas.
Por su parte, el crónico puede durar un mes o más. La mayoría de los casos de insomnio crónico son secundarios. Esto significa que son el síntoma o el efecto secundario de algún otro problema, como la ingesta de medicamentos, de cafeína o consumo de tabaco o alcohol.
Según la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos, el insomnio es común y afecta con mayor frecuencia a las mujeres que a los hombres. Se puede padecer a cualquier edad, pero es más común en adultos mayores.
Algunas de las causas más comunes para que se presente esta situación son el estrés, si la persona está deprimida o tiene problemas emocionales o económicos, trabaja en la noche o tiene cambios frecuentes de horarios, viaja largas distancias con cambios de hora o tiene un estilo de vida sedentario.
Los síntomas, por su parte, son permanecer despierto por un largo tiempo antes de dormirse, dormir solo por períodos cortos, estar despierto durante gran parte de la noche, sentirse como si no hubiera dormido nada y despertarse demasiado temprano.
¿Cómo tratarlo?
Los cambios en el estilo de vida, incluidos los buenos hábitos para dormir, pueden ayudar a aliviar el insomnio agudo a corto plazo.
La persona también puede recurrir a la terapia cognitiva-conductual, que puede ser de ayuda para aliviar la ansiedad relacionada con el insomnio crónico. De igual forma, el consumo de algunos puede ser útil para restablecer un horario de sueño regular.
Sin embargo, hay algunos alimentos que de forma natural pueden hacer su aporte en el propósito de evitar el insomnio.
Té de manzanilla: Esta infusión es una de las más tradicionales contra el estrés, por lo que consumirla antes de meterse en la cama podría ser un gran acierto. De hecho, un estudio de la Universidad de Pennsylvania demostró que quienes sufren de ansiedad reducen sus niveles después de algunos días de consumirla.
Alimentos ricos en omega-3 y vitamina D: Estos son fundamentales para incrementar la producción de serotonina, un químico cerebral que mejora el sueño. Los alimentos ricos en vitamina D son el aceite de hígado de bacalao, salmón, leche, huevo, carnes, sardinas y mantequilla. Por su parte, los que contienen omega-3 son el aceite de linaza, el salmón, sardina, semillas de linaza y de chía, atún, arenque y nueces, según el portal de salud Tua Saúde.
Calcio: La falta de calcio en el organismo puede estar relacionada con el insomnio, debido a que es un mineral necesario para garantizar la producción adecuada de serotonina. Por ello se recomienda aumentar la ingesta de alimentos ricos en este mineral, como el yogur natural y la leche, especialmente antes de acostarse. Un buen consejo es beber una taza de leche tibia antes de dormir.
Frutos secos: Estos frutos, en general, y las almendras en particular proporcionan energía y contienen magnesio, elemento que contribuye a relajar los músculos. Por ello inducen el sueño, evitan o reducen los dolores y calambres y estabilizan los niveles de azúcar en sangre, indica el portal Mejor con Salud.
Avena: Este alimento también ayuda a aumentar los niveles de serotonina en el cerebro, la cual es responsable de impulsar el estado de ánimo y también ayuda a la relajación.
Plátano: El banano posee triptófano, un aminoácido que tiene un papel esencial en la liberación del neurotransmisor serotonina, que está involucrado en la regulación del sueño y el placer.
Yogur griego: Este producto también contiene triptófano, al igual que la leche. Este elemento le indica al cerebro que es momento de dormir. Además, el yogur griego aporta calcio y proteínas y a diferencia de los tradicionales, no tiene tanta lactosa ni azúcares y, por lo tanto, es más saludable.