No hace mucho la gente escogía a donde ir a vacaciones por el clima, el paisaje o el precio. Pero hoy quien decide ese tema es Instagram, que cuenta con más de 700 millones de usuarios activos y con un promedio de 80 millones de fotos publicadas por día. Trolltunga en Noruega, Wanaka en Nueva Zelanda y Velavaru en las islas Maldivas se han convertido en destinos tan apetecidos como Roma, París y Nueva York gracias a esta red social. Y lo mismo ha sucedido con la montaña de Siete Colores en Perú, la Muralla Roja en Alicante y el desierto de las Bárdenas Reales en Navarra, España. Aunque parezca descabellado, las imágenes que allí se muestran no solo motivan un comentario, sino que están llevando a que la gente se embarque en un avión para replicar la foto. Sebastián Arias, un exitoso profesional de 29 años, decide a donde ir en el mar de imágenes que a diario publican los usuarios en Instagram. “Ahí encuentro la foto perfecta que me inspira y voy en busca de ella independientemente del país o el continente que sea”.Puede leer: ¿Quiénes son las 10 personas que más dinero ganan en Instagram y cómo lo hacen?Esta es una tendencia mundial, como lo prueba un estudio hecho en Gran Bretaña realizado por la firma de seguros Schofields en Gran Bretaña, con 1.000 personas entre 18 y 33 años. El sondeo mostró que para el 40 por ciento de estos el factor más importante a la hora de decidir donde pasar vacaciones era que tan ‘instagrameable’ serían las fotos del lugar. Otro estudio de la agencia de mercadeo Blitz mostró que para 84 por ciento de los millennials la influencia viene de las imágenes vistas en sitios como Facebook e Instagram. Ellos se dejan llevar por un ángulo específico en un lugar especial que les permita tomar una foto con la cual tendrán muchos likes. “Cuando los turistas quieren componer el selfi vacacional perfecto, ellos están creando más que envidia de viaje, están creando imitadores”, dicen los autores del trabajo.Le sugerimos: Facebook se va con todo por la realidad aumentadaArias señala que cuando visitó la isla de Phi Phi en Taliandia buscó en Instagram cuál era el punto ideal para lograr la selfi perfecta. “Cuando llegué había una cola para hacer la misma foto”, cuenta. En la pirámide del Museo del Louvre la foto más apetecida es generar la ilusión de que las manos del turista la sostienen desde arriba para lo cual hay que saber el sitio perfecto donde posar. Ese dato lo tiene Instagram Diana Melo, una influencer de viajes, dice que la mayoría de imágenes que publica en sus cuentas en redes sociales tiene preproducción. “Miro el destino y con base en sus colores escojo la ropa que llevo”, dice. Con más de 100.000 seguidores a quienes les ofrece consejos de viaje, Melo dice que vive de esa actividad. Ese también es el trabajo de Christian Byfield. Una estadía de cuatro días en un hotel de Aruba generó 18 reservas. Por eso la industria ha aprovechado ese fenómeno. Es famoso el caso de Nueva Zelanda con Wanaka, una pequeña isla en el sur del país con un plácido lago rodeado de dramáticas montañas cubiertas por nieve. En 2015 el gobierno neozelandés decidió promocionarla agresivamente en Instagram y para ello contrató a influenciadores de dicha red para que la visitaran y luego compartieran sus fotos. En 2016 las visitas al lugar subieron 15 por ciento y la isla se posicionó más alto que el norte del país, mucho más conocido turísticamente.Le recomendamos: Atrapados en el chat grupalEl hotel Mandarin Oriental de París ofrece visitas guiadas para conseguir la selfi ideal. El paseo incluye recorridos por las atracciones de la ciudad por un día, en carro de lujo con chofer y wifi, para poder subir las fotos enseguida. Así los seguidores de estos turistas las verán de forma instantánea. Y como dice Chris Buckard, un fotógrafo con más de 2 millones de seguidores en Instagram, “esas personas están a apenas 10 clics de distancia de comprar un tiquete para ver el sitio con sus propios ojos”.