Un equipo de investigadores de IBM Reserch, la Nasa y diferentes universidades descubrieron una nueva forma de estudiar la materia orgánica en los meteoritos. Así mismo, lograron obtener las primeras imágenes de resolución atómica de moléculas extraterrestres.

En el estudio se examinaron muestras del popular meteorito Murchison, el cual cayó en la ciudad australiana de ese mismo nombre en 1969. Los investigadores utilizaron la microscopía de fuerza atómica (AFM, por sus siglas en inglés) de ultra alta resolución para observar e identificar las moléculas individuales. Los hallazgos de esta investigación mostraron que la AFM es una gran herramienta que puede resolver e identificar moléculas individuales de origen meteorítico.

El potencial de este instrumento radica en que puede detectar rastros de sustancias que pueden ser ignoradas por otro tipo de técnicas. En el caso específico de los meteoritos es muy útil debido a que la muestra es escasa, especialmente cuando los materiales regresan con las misiones espaciales.

Esta investigación demuestra la capacidad de alta resolución de la microscopía de fuerza atómica. Aunque no se han resuelto nuevas moléculas en meteoritos usando esta tecnología, podría utilizarse para la revelación de moléculas extrañas, que aún no han sido encontradas en muestras de meteoritos. Igualmente, es una gran herramienta para algunas moléculas que solo se pueden resolver con esta técnica y no con las convencionales.

El equipo investigador espera poder obtener muestras más grandes de diversos meteoritos para analizar y comprender los efectos del aumento de agua y el calentamiento de los asteroides de donde se originan. Este estudio podría contribuir a determinar imágenes más claras del origen del sistema solar y de la vida en la Tierra.

Los meteoritos son fragmentos de asteroides que llegan a la superficie de la Tierra. Son importantes para la ciencia, pues son restos de la formación del sistema solar y brindan pistas de su historia y sus componentes.

Asteroides alrededor de la Tierra

Un informe publicado en Nature Communications aseguró el descubrimiento de un asteroide troyano, que se mantendrá en su órbita actual por lo menos 4.000 años más, antes que las oscilaciones en su movimiento alcancen el grado que lo expulsará de la órbita terrestre hacia otras zonas del espacio.

“Confirmamos que el 2020 XL5 recientemente descubierto es el segundo troyano terrestre transitorio conocido. Para estudiar su órbita, utilizamos datos de archivo de 2012 a 2019 y observamos el objeto, en 2021, desde tres observatorios terrestres”, aseguró el informe.

Este objeto fue descubierto por un grupo internacional de astrónomos que lo denominó 2020 XL5 y lo categorizó como asteroide troyano, de los que se conocen miles, aunque no se han hallado otros que compartan esa ubicación orbital.

El cuerpo celeste tiene 1.180 metros de diámetro, es de tipo carbonáceo y se encuentra entre los objetos más antiguos del sistema solar, por lo que es un objeto de interés en el contexto de la investigación de las etapas tempranas del sistema planetario.

El primer asteroide troyano fue descubierto por astrónomos de la Nasa y fue denominado 2010 TK7. Este mide 300 metros de diámetro y permanecerá en la órbita terrestre durante unos 15.000 años.

La observación de estos dos objetos les proporciona a los astrónomos un instrumental para la búsqueda de otros potenciales troyanos aún no conocidos.

¿Meteorito en Colombia?

En diciembre de 2021, muchas personas en la costa Atlántica colombiana publicaron varios videos en las redes sociales sobre lo que parecería un meteorito. En medio de la confusión y las especulaciones, los expertos del Observatorio Astronómico Nacional de Colombia explicaron que lo que se había presenciado no era un meteorito, como muchas personas creían, si no un meteoroide.

“En este caso particular, y por las imágenes que me muestra, se asume que el cuerpo se desintegró antes de llegar a tierra”, habrían explicado los expertos al medio, haciendo referencia a una de las características del meteoroide, el cual es un cuerpo relativamente pequeño que se desintegra al entrar en la atmósfera.