El jengibre es una raíz originaria del sudoeste asiático. En la actualidad se puede encontrar en casi todo el mundo porque crece en casi cualquier clima tropical. Las cualidades de esta raíz la han convertido en uno de las más usadas en el hogar pues aromatiza los alimentos y agrega un poco de sabor.
Además, los países orientales consideran al jengibre esencial en la dieta diaria, como preventivo de enfermedades y como colaborador de la digestión. También, previene enfermedades asociadas a la gripe y mejora el sistema inmune.
En cuanto a la manzanilla, es una de las hierbas más usadas en el mundo debido a su antigüedad y a sus propiedades medicinales. Esta hierba aromática suele reproducirse en terrenos ubicados a una altura entre 1.200 y 2.000 metros sobre el nivel del mar, tanto en praderas como en terrenos secos y montañosos.
Esta planta posee propiedades antiinflamatorias y sedantes que ayudan a conciliar el sueño y a aliviar algunas molestias del cuerpo como contusiones o moretones. Además, el aceite esencial (líquido perfumado tomado de las plantas) de la manzanilla se usa en perfumes, champús, lociones, y en aromatoterapia.
La combinación de estos dos productos (jengibre y manzanilla), según el portal Mejor con Salud, ayuda a tratar los síntomas del colon o intestino irritable, ya que contribuye a reducir la distensión causada por la afección y disminuye la acumulación de gases en el mismo.
Para preparar una infusión que contribuya a lo mencionado, se necesitan: dos tazas de agua (500 ml), una cucharadita de jengibre rallado (5 g), una cucharada de flores de manzanilla (10 g) y dos cucharadas de miel de abejas (50 g) (opcional).
Preparación:
1. En una olla, llevar las tazas de agua a hervir.
2. Una vez el agua comience a ebullir, agregar el jengibre y la manzanilla.
3. Reducir el fuego y esperar a que se cocinen la planta y la raíz por tres minutos más.
4. Bajar del fuego y esperar a que reposen alrededor de 15 minutos.
5. Colar y, si se desea, endulzar con un poco de miel.
6. No consumir más de tres tazas al día.
Cabe resaltar que, así como existen alimentos saludables para el intestino, también hay otros que pueden inflamar los intestinos y producir gases si no son consumidos con moderación. Entre ellos, según la revista especializada en salud y estilo de vida UnComo, publicada a través del portal Mundodeportivo, están:
- Salsas: estos alimentos suelen llevar una gran cantidad de químicos y aditivos. Además, hacen que el organismo quiera comer con mayor frecuencia y que las digestiones sean más pesadas, promoviendo la hinchazón intestinal y la formación de gases.
- Alcohol: Saber Vivir TV comenta que el alcohol debe ser “desterrado” de la dieta cuando se tienen problemas intestinales.
- Verduras flatulentas: en el portal La Vanguardia señalan que algunas verduras pueden ser difíciles de digerir. Por ejemplo, la lechuga, como las endivias y escarolas que se consumen crudas, favorecen la producción de gases, de manera que resultan especialmente indigestas para muchas personas.
- Sal: el exceso de sal puede ser uno de los factores en la alimentación más perjudiciales para el organismo. Cuando se consume sodio en exceso se pueden retener líquidos, por lo que no solo se inflamará el abdomen, sino otras partes del cuerpo, como los pies y las manos.
- Comidas grasientas: al ser alimentos difíciles de digerir hacen que la digestión vaya más lento y se inflamen los intestinos. Se aconseja evitar los fritos y todo aquello conocido como comidas rápidas.