La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos define las venas várices como conductos sanguíneos hinchados y retorcidos que normalmente no causan problemas para la mayoría de las personas. Con frecuencia aparecen en las piernas, aunque pueden desarrollarse en otras partes del cuerpo.
Si el flujo de sangre se vuelve lo suficientemente escaso, pueden presentarse problemas como hinchazón y dolor en la pierna, coágulos sanguíneos y cambios en la piel.
Los expertos aseguran que las várices se generan cuando por diversas razones al organismo se le dificulta que la sangre vuelva con fluidez al corazón, lo que ocasiona que esta se vaya estancando, y para que tenga sitio, el vaso (la vena) se dilata.
“En un primer momento, si se favorece el retorno venoso, dicha dilatación desaparece y la vena vuelve a su situación normal. Pero si dura demasiado esta dificultad de retorno venoso, la vena se dilata de forma permanente”, precisa la Fundación Española del Corazón.
Existen algunos factores de riesgo para que esta afección se presente. Por ejemplo, la edad avanzada, ser mujer, nacer con válvulas defectuosas, obesidad, antecedentes de coágulos sanguíneos en las piernas, permanecer de pie o sentado por largos períodos y antecedentes familiares de venas varicosas.
Los problemas circulatorios influyen mucho para que se presente esta afección y por ello es clave tener en cuenta algunos aspectos que ayudan a cuidar la salud de los vasos sanguíneos y facilitar el flujo de la sangre. Es determinante, por ejemplo, la ingesta de una alimentación equilibrada que incluya frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y menos grasas. También es muy importante dejar de lado hábitos como el cigarrillo y el licor y, por el contrario, adoptar otras prácticas saludables como el ejercicio físico regular.
En el marco de una dieta saludable se pueden incluir alimentos que cuidan la circulación y uno de ellos es el jengibre. A este alimento se le atribuyen propiedades anticoagulantes, vasodilatadoras, analgésicas, antiinflamatorias y antiespasmódicas, las cuales son producto del gingerol, su principal compuesto bioactivo. Una de sus principales bondades precisamente es que ayuda a aliviar las venas varicosas, gracias a que mejora el flujo de la sangre.
Jengibre contra las várices
Los análisis han demostrado que esta raíz aporta al buen funcionamiento del sistema circulatorio, previniendo la formación de várices o coágulos. De acuerdo con el portal Medical News Today, este alimento contiene un ácido natural llamado salicilato, que es un potente diluyente de la sangre.
Al respecto, el sitio web de estilo de vida unCOMO indica que esta especia favorece la circulación sanguínea, lo cual es ideal para disolver la fibrina (proteína que interviene en los mecanismos de coagulación) en los vasos sanguíneos, por lo que ayuda a prevenir el desarrollo de venas varicosas.
Así mismo, sus propiedades antiinflamatorias y analgésicas ayudan a reducir la hinchazón de las venas afectadas y a disminuir las molestias relacionadas con dolor en las piernas, el hormigueo, la pesadez y los calambres.
En torno a este tema, el portal de salud Tua Saúde indica que debido a sus compuestos antiinflamatorios, esta especia ayuda a inhibir la formación de placas de grasa en las arterias, las cuales pueden generarse como consecuencia de los niveles elevados de colesterol o triglicéridos, lípidos que se adhieren a las paredes de estos conductos.
¿Cómo usarlo?
Una de las formas de aprovechar sus beneficios es tomándolo a modo de infusión. Para ello se requiere de una taza de agua y una cucharada pequeña de raíz de jengibre. Se corta el jengibre en trozos pequeños y se pone a hervir el agua. Cuando alcance el punto de ebullición, se agrega el jengibre troceado y se deja hervir durante unos 15 minutos. Pasado ese tiempo, se retira del fuego y se deja reposar, se cuela, se agrega un poco de jugo de limón para mejorar el sabor y la bebida ya estará lista para tomar.
Según unCOMO, para desinflamar las várices y combatir las molestias que provocan, es posible consumir dos tazas de té de jengibre al día, una por la mañana y otra por la tarde.
De igual manera, se puede utilizar en cataplasma. Para ello se corta una raíz de jengibre en trozos y se machaca en un mortero hasta que quede como un puré. Se añaden dos cucharadas de sal marina y dos dientes de ajo pelados y picados. Se vuelven a machacar los ingredientes hasta obtener una pasta homogénea, se envuelve en un papel film o transparente de cocina, se coloca el cataplasma sobre el área afectada por las várices y se deja que actúe durante unos minutos para sentir alivio. Posteriormente se retira.