La Universidad del Rosario publicó este martes un informe que arrojo muchas conclusiones interesantes. Se trata de una encuesta aplicada a 2.513 jóvenes de las 10 principales ciudades del país que arrojó el estudio ‘Qué piensan, sienten y quieren los jóvenes‘. En este largo análisis, un dato llamó la atención. Las nuevas generaciones cada vez quieren menos tener hijos. No es una conclusión sorprendente. Las familias colombianas, antes compuestas por ocho y diez hijos, hoy son una rareza. Pero el estudio, elaborado por la Universidad del Rosario en coordinación con Cifras y Conceptos y El Tiempo, asegura que "el 49% de los jóvenes tiene mascotas y solo un 36% tiene hijos, lo cual evidencia de que los jóvenes entre 18 y 32 años en el país prefieren tener animales que ser padres".
Se podría decir que esa es una tendencia mundial que en Colombia se viene confirmando. Hace un tiempo, Semana publicó como según “el termómetro de la familia”, realizado anualmente por la Universidad de la Sabana, el 59 por ciento de los colombianos no quiere tener hijos, y en caso de que ya lo tenga no quieren tener más. El resultado, explican los expertos, está relacionado principalmente con las condiciones socioeconómicas, calificadas por los encuestados como deficientes (17 por ciento), insuficientes (44 por ciento) y aceptables (34 por ciento). Esta respuesta se replica en todo el mundo. En Europa, por ejemplo, un estudio publicado en 2017 por el Instituto Demográfico de Austria, afirma que existe una gran posibilidad de que la falta de hijos llegue a su punto máximo en los próximos años. Y una de las razones cruciales en países como España, dicen los expertos, serían las políticas públicas actuales que estarían obligando a los millennials a elegir entre tener un trabajo o un hijo. Para nadie es un secreto que pagar un arriendo, comida y gastos mensuales es un desafío muy grande para las nuevas generaciones que son una de las peores pagas. En este contexto, ¿cómo sería posible mantener a un niño?
Aunque el dinero y la situación social son factores importantes, lo cierto es que detrás de esta tendencia que crece hay mucho más. Camila Orozco, otra joven colombiana de 25 años que tiene muy claro que no quiere tener hijos, aseguró a SEMANA hace unos meses que su decisión también tiene que ver con su proyecto de vida. “Me proyecto como una empresaria, quiero vivir haciendo negocios y tener un hijo no me lo permitiría. He conocido casos en que los padres tienen a sus hijos como reyes pero no pueden compartir con ellos por trabajo y eso no me gustaría”, dice. Desde su perspectiva, sólo es posible hacer bien una de las dos cosas, por lo que sin dudarlo prefiere convertirse en una gran empresaria que ser madre. “Suena egoísta pero no me veo aplazando mis sueños por alguien que no sea mi pareja”. La mente abierta con la que han crecido las nuevas generaciones también tendría mucho que ver con esta filosofía de vida. Aunque en un pasado el propósito de cualquier ser humano era formar una familia numerosa, garantizar la descendencia del apellido y llegar a viejo acompañado; hoy, gracias a los cambios sociales, los jóvenes creen que hay más de una forma de tener una familia, y muchas de estas no incluyen necesariamente un hijo. A esto se suma, que tanto hombres como mujeres, tienen más posibilidades de decidir sobre sus cuerpos en la actualidad. En el mundo ya existen movimientos sociales que priorizan el hecho de no tener hijos por razones ambientales o simplemente porque nunca tuvieron ese deseo. El más visible es la de los ‘ginks’ (Green Inclinations, No Kids) una subcultura que reúne a personas entre los 18 y 43 años bajo el pensamiento de que la paternidad no es sustentable para el planeta. Si bien hoy no es mal visto que una pareja no tenga hijos, la polémica demuestra que sigue existiendo un tabú.