Tras la llegada del envejecimiento, es usual que los órganos del cuerpo ya no funcionen de la misma manera; por eso, es importante llevar buenos hábitos durante la mayor parte de la vida para prevenir enfermedades de todo tipo; y en dado caso de que se manifiesten, una alimentación sana y la práctica de actividad física frecuente, hará que el cuerpo cuente con las herramientas necesarias para combatirlas.
Dos de las enfermedades más frecuentes en la etapa del envejecimiento son la presión arterial alta y el colesterol.
Para poder entender lo que implica que una persona tenga la presión arterial elevada o baja, el portal de la Biblioteca de Salud y Medicina de EE. UU., Medline Plus, explica que cuando el corazón late, bombea y transporta sangre hacia las arterias.
La presión arterial es la fuerza con la que se empuja dicho líquido rojo. Dicha presión aumenta cuando este órgano transporta la sangre por medio de sus latidos, a esto se le conoce como presión sistólica. Cuando el corazón está en reposo, entre latidos, la presión arterial baja y se conoce como presión diastólica.
Por lo general, un paciente que padece de presión alta no presenta síntomas; por ende, para poder diagnosticar esta patología se necesitan chequeos médicos regulares. Por eso, las personas que no tienen una enfermedad que requiera visitar a un profesional de la salud de manera frecuente deben visitarlo, como mínimo, una vez en el año.
Por otra parte, el mismo portal especializado en salud explica que el colesterol es una sustancia cerosa, necesaria en cantidades adecuadas para la regeneración de las células y para crear nuevas hormonas.
El cuerpo produce la cantidad que el organismo requiere; sin embargo, sus niveles se elevan cuando un paciente lleva a cabo un plan de alimentación rico en productos con niveles elevados de grasas saturadas o trans; esto hace que el componente se acumule de manera excesiva en la sangre, impidiendo su libre circulación, lo que puede detonar en un ataque al corazón, ya que las arterias se taponan.
Jugo de tomate para mejorar los síntomas de estas enfermedades
El portal Debate en su sección de salud, belleza y cuidado personal menciona que el jugo de tomate puede ser involucrado en el plan de alimentación de los pacientes que padecen de dichas enfermedades.
Cabe mencionar que antes de ingerirlo se recomienda contar con la aprobación de un profesional de la salud que valide sus usos; además, cabe aclarar que esta bebida no reemplaza las recomendaciones médicas, ni los medicamentos que deben consumir los individuos que fueron diagnosticados con estas enfermedades.
Ingredientes:
- Una rama de apio.
- Cuatro tomates frescos que estén maduros y de un buen tamaño.
- Dos ramas de perejil fresco.
- Albahaca o hierbabuena.
- Aceite de oliva.
Preparación:
- Poner a hervir los tomates dentro de una olla con suficiente cantidad de agua, cuando la cáscara de este producto se empiece a soltar, se deben retirar del fuego.
- Una vez sacados del fuego se deben poner en otro recipiente con abundante agua fría. Luego de estar sumergidos por un tiempo, dentro del agua, se les debe quitar la cáscara que gracia a este proceso debe salir con facilidad.
- Luego se deben cortar los trozos de perejil y apio para agregarlos dentro de la licuadora junto con los tomates.
- Licuar hasta obtener una mezcla compacta y sin grumos.
- Añadir a la bebida un poco de aceite de oliva al gusto e ingerir.