Los niños con trastorno del espectro autista (TEA) tienen hasta tres veces más riesgo de sufrir problemas emocionales, como depresión y ansiedad, de acuerdo con un estudio del grupo de investigación Nutrición y Salud Mental de la Universitat Rovira i Virgili (URV).
El trabajo, llevado a cabo con cerca de 800 infantes en edades escolares y preescolares de la demarcación de Tarragona, España, señala que si además los niños tienen déficit de atención con hiperactividad (TDAH), una comorbiidad que muchas veces no se detecta a pesar de que afecta al 40 por ciento, este riesgo aumenta hasta 4 o 5 veces.
La investigadora del estudio, Paula Morales, manifestó que “la posibilidad de desarrollar síntomas de ansiedad y depresión aumenta hasta tres veces en los niños y niñas que presentan una de las dos condiciones, pero si tienen el doble diagnóstico, TEA y TDAH, presentan una vulnerabilidad sensiblemente más grande”.
La experta afirma que muchas veces, cuando se hace un diagnóstico de TEA, no se evalúan específicamente las dificultades en la regulación de la atención y de la conducta, más característicos del TDAH, porque se superpone la sintomatología de los dos trastornos o porque solo se considera el diagnóstico principal “como un cajón de sastre en que cabe todo”.
En este sentido, el estudio deja claro que es clave afinar mucho más en el diagnóstico y precisar si, por ejemplo, los pacientes también tienen TDAH, porque hay mucho más riesgo de presentar problemas emocionales.
“Si no se detecta, no se puede tratar adecuadamente. Hay que ser más rigurosos, puesto que, si ajustamos la intervención y el acompañamiento, esta persona tendrá un mejor pronóstico y una mejor evolución”, ha añadido Morales.
Así las cosas, el 32 por ciento de los niños y niñas en edad escolar con TEA tienen problemas emocionales clínicamente significativos, sobre todo ansiedad y depresión, un porcentaje que es del 38 por ciento en los que tienen TDAH y que sube hasta el 57 por ciento en los que tienen el doble diagnóstico, según el estudio del grupo de investigación Nutrición y Salud Mental de la URV.
El estudio forma parte del proyecto Epined (Estudio Epidemiológico del Trastornos del Neurodesarrollo) y ha sido liderado por la catedrática de la URV Josefa Canals junto con Núria Voltas, Carmen Hernández y Paula Morales.
Vale decir que la depresión, según la Organización Mundial de la Salud, es un trastorno de salud mental. El organismo estima que el 5 por ciento de los adultos padecen esta enfermedad. Sus características principales son una tristeza persistente y una falta de interés o placer en actividades que previamente eran gratificantes y placenteras.
Asimismo, destacan que “es una causa importante de discapacidad en todo el mundo, e incide considerablemente en la carga de morbilidad. Los efectos de la depresión pueden ser prolongados o recurrentes, y pueden menoscabar extraordinariamente la capacidad de una persona para actuar y vivir una vida gratificante”.
De igual manera, esta enfermedad afecta al cerebro, por ello, este órgano debe cuidarse uno de los alimentos que lo favorecen, es el aceite de oliva. Además que ayuda a prevenir enfermedades y el envejecimiento; sumado a que se le han dado miles de usos, gracias a sus bondades para el cuerpo humano, pues ayuda con la digestión, y al tratamiento de diversas enfermedades.
Esto, debido a que entre sus componentes está el ácido oleico, que tiene propiedades que ayudan a prevenir el cáncer y la enfermedad de Alzheimer y a reducir el colesterol. El ácido oleico representa entre el 70 por ciento y el 80 por ciento de la composición del aceite de oliva.
*Con información de Europa Press.